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Con el cambio de horario invernal, comienza a discutirse el tema de un horario exclusivo para la Región de Magallanes, ya que debido a su lejanía está sujeta a variables de luz muy diferentes del resto de territorio nacional, asemejándose más al horario de la Patagonia Argentina.
En la comunidad local, el supuesto ahorro energético aún no ha sido muy percibido debido a que el ahorro que pueda ocurrir en la tarde se ve superado por el uso que debe darse a la energía eléctrica en las primeras horas del día, cuando debe funcionar la ciudad en condiciones nocturnas.
Más allá del acostumbrarse al nuevo horario, se ha comprobado que el cuerpo humano sufre consecuencias físicas a raíz de la modificación del sueño, es así como se da forma a la patología de “depresión estacional”, la que es un tipo de depresión que tiene directa relación con la falta de luz, por lo que se puede producir un desorden emocional.
Sicólogos y educadores coinciden en que el cambio de horario influye en las personas y en las funciones orgánicas, que son las más afectadas como el sueño y la alimentación. Y los más vulnerables son quienes tienen una rutina muy marcada, especialmente niños y adultos mayores.