
La Marea Roja, presente hace décadas en Magallanes, pero en forma interrumpida desde el año 1992, obligó a las autoridades de Salud a establecer un mecanismo de control para evitar intoxicaciones por el veneno paralizante. “La toxina siempre la hemos tenido presente y actualmente hay sectores cerrados a la extracción de mariscos porque registran niveles superiores a la media permitida”, advirtió la jefa del laboratorio de Marea Roja, María Teresa Fauré. Aunque en años anteriores la situación fue mucho más crítica porque las muestras de mariscos analizadas marcaron índices históricos llegando a los 2.000, 30.000 y 100.000 microgramos de la toxina, siendo que lo máximo permitido son 80 microgramos.
La Marea Roja seguirá siendo un tema de preocupación constante de las autoridades sanitarias. No porque haya pasado la Semana Santa pueden “bajar la guardia”. Deben estar muy atentos y mantener un seguimiento a los niveles de la toxina. Y, lo más importante, mantener en los consumidores la cultura de exigir el certificado de análisis en cada compra de mariscos.