La polémica edilicia por el contrato de la basura, hace sacar algunas conclusiones al concejal Roberto Sahr respecto del primer proceso de licitación del controversial contrato que tiene al municipio atravesando una difícil situación judicial. "Ya no tengo dudas de que el alcalde sabía que su propuesta iba a ser rechazada e igual la llevó a la mesa del concejo. Si verdaderamente hubiera querido que se apruebe, sencillamente habría alineado a los suyos, o no habría presentado la propuesta hasta no tener mayoría". Enfatizo Roberto Sahr.
Han sido semanas difíciles para el municipio de Punta Arenas luego de que los problemas judiciales, en torno a la polémica licitación de la basura, comenzaran a pasarle la cuenta a la actual administración del Palacio José Montes encabezada por el alcalde Vladimiro Mimica.
Una clara demostración de ello, son las recientes declaraciones públicas de la mayoría de los ediles, que, entre preocupación y desilusión, han señalado, en el transcurso de estos últimos 14 días, que es la primera vez que el municipio atraviesa por una controversia de este calibre al escarnio de toda la comunidad.
Roberto Sahr es uno de ellos, quien constantemente sale al paso de las críticas de “obstruccionismo” por las que es cuestionado de parte de algunos de sus colegas en las votaciones de Concejo Municipal. Sin embargo hoy, al arbitrio también de las atentas miradas de la opinión pública al figurar como uno de los demandados por la Sociedad Mancilla y Asencio Ltda. que pidió una indemnización de $ 850 millones por la no adjudicación de dicho contrato, declara: “Es muy molesto estar involucrado en una situación como ésta por tomar una decisión en resguardo de mi comuna”. Seguidamente hace una diagnóstico de la situación y reconoce además errores al aseverar que “a la luz de los hechos no tengo ninguna duda que la primera licitación, en la que se rechazó a la empresa El Mercurio, fue un montaje o ardid del alcalde y los suyos para posteriormente entregar el contrato a Servitrans y en el cual caí como un tonto”.
Siguiendo esta línea, Sahr explicó que el argumento para dar su voto desfavorable en la primera licitación a la empresa de Mancilla, no se basó únicamente en los criterios laborales a los que la mayoría hizo alusión, sino respecto a asuntos legales y financieros que le generaron suspicacias a la hora de determinar. Una de ellas decía relación con la información de que la empresa El Mercurio, por la que firmaba antes Mario Mancilla, pese haber tenido la concesión durante siete años en la ciudad de Concepción, al momento de firmar por el nuevo contrato en una notaría, “se habría arrepentido” aduciendo falta de capital para cumplir con las bases.
“Ya no tengo dudas que el alcalde sabía que su propuesta iba a ser rechazada e igual la llevó a la mesa del concejo. Si verdaderamente hubiera querido que se apruebe, sencillamente habría alineado a los suyos, o no habría presentado la propuesta hasta no tener mayoría”, sostuvo el concejal.
Para Sahr, el mayor error de la máxima autoridad comunal fue no insistir sobre el Concejo que la oferta de la nueva sociedad en la que participaba el empresario del aseo Mario Mancilla era más conveniente, y en virtud de ello, haberla presentado nuevamente ante el órgano colegiado. “A pesar de que la propuesta fue rechazada, debió volver a presentarla las veces que fuera necesario -como hizo por ejemplo con el contrato de limpieza de zarpas y veredas- y convencer a los concejales, él y los asesores legales, que esa era la mejor alternativa para el municipio y que el hecho de rechazarla era ilegal y además haber advertido de los perjuicios que tal medida podría traer al municipio y a quienes votaran en contra”, enfatizó.
De hecho indicó que “nada hubo de eso” y que en cambio, “se hizo una nueva licitación donde se le entregó el contrato al actual adjudicatario a pesar de estar entre los peores evaluados en puntaje de la comisión técnica y siendo que ésta no hizo propuesta como es lo habitual y ha seguido siendo; tengo el presentimiento que sólo el alcalde propuso a esta empresa”.
Respecto del segundo proceso de licitación que otorgó el contrato a Servitrans S.A. es más enfático y señala: “Es lo que tenía que pasar; yo manifesté que faltaban antecedentes y me abstuve. Otra empresa se sintió perjudicada y estaba en todo su derecho, la ley actuó”.