
¿Magistrado, hubo un momento, en los inicios en que la atención de público colapsó en este tribunal, cómo está hoy esa situación?
“Todo eso ha mejorado. El tribunal parte el 2005 con tres jueces, pero es necesario recordar que al principio las partes podían comparecer personalmente, sin el patrocinio de un abogado, por lo tanto la demanda era tremenda. Posteriormente eso se modificó y ahora se exige patrocinio de un abogado lo cual permitió ordenar la presentación de demandas y tramitaciones?
¿Cómo es la distribución de trabajo entre ustedes?
“El año 2005 partimos con 363 causas promedio mensual y actualmente tenemos 479, pero con cuatro jueces. Tres trabajamos en audiencia y uno en despacho, firmando los escritos, y semanalmente nos vamos rotando”.
¿Cuál es el tipo de causa que más se tramita en Punta Arenas?
“Las causas en materia contenciosas (donde hay juicio), dentro de las cuales están los divorcios, alimentos, cuidado personal, relación directa y regular. Pero además están la violencia intrafamiliar (VIF), que son la mitad de lo que son todas las contenciosas. Y de las que se judicializan, las VIF y las medidas de protección son las que marcan la agenda judicial”.
¿Como es de suponer, en un tribunal de estas características, donde se tramitan causas humanamente tan sensibles, en lo personal debe ser complejo para ustedes?
“Los jueces de familia trabajamos con el dolor humano y eso implica conocer situaciones delicadas, que se producen al interior de la familia. Por ejemplo, niños que están expuestos a violencia intrafamiliar, directa o indirectamente, ya sea presenciando o siendo víctimas. Además vemos niños vulnerados en sus derechos, tanto por maltrato de sus padres, por abandono, conductas de calle, o consumo de solventes. Esto es algo frecuente”.