
Apenas las llamas comenzaron con los efectos devastadores, algunas personas se subieron a techumbres vecinas y como podían ayudaban a aminorar los efectos del fuego, lanzando a la techumbre baldes con agua. Pero el siniestro estaba desatado y era imposible hacer algo para combatirlo. En esos momentos arribaron las primeras unidades del Cuerpo de Bomberos, al mando del segundo comandante, Raúl Carrillo, y tomaron el control de la situación. Aunque la vivienda interior quedó completamente dañada, otras dos sufrieron efectos secundarios. Incluso en un minuto se temió por el estado de salud del ocupante de la vivienda interior, donde comenzó el incendio, identificado como José Luis Paillacari, quien se encontraba en estado de ebriedad y sufrió la pérdida total de sus enseres. Otras dos viviendas, una en calle Gaspar Marín 0532 y otra en Gaspar Marín 0536, resultaron con daños menores en los revestimientos exteriores, producto de la fuerte onda calórica, gracias al rápido trabajo de los bomberos. Aunque el viento estuvo a punto de propagar el siniestro a las casas colindantes. Carrillo comandó las acciones de los voluntarios de la Primera, Cuarta, Sexta y Octava compañías.