Entre las actividades realizadas por la tripulación de la embarcación, se encontraban la reparación de balizas y el reabastecimiento de distintos faros en el sector de la boca occidental del Estrecho.
El remolcador transportó a la dotación que relevaría a los equipos de trabajo instalados en los faros San Félix y Evangelista, además de dar la adecuada mantención a las balizas, boyas y faros no habitados en el sector, como Froward, Corona, Pan de Azúcar y Vivian, entre otros.
Durante esta travesía, el buque fondeó una boya marcando un bajo en punta pelícano, lo que mejoró considerablemente la seguridad para los buques que navegan por esas aguas, mientras ingresan o salen de la región magallánica.
Indiscutiblemente, el trabajo en equipo fue fundamental para que estos hombres lograran cumplir las tareas de señalización marítima encomendadas, ya que el personal de la Gobernación Marítima de Punta Arenas, junto a la dotación del buque, realizaron de manera conjunta la mantención e instalación de señales luminosas y otros dispositivos que proveerán de mayor seguridad al tráfico marítimo.