
Se procura la verosimilitud en las pinturas, que elaboradas en acrílico parecen ser fotografías, por el realismo del trazo y la luz.
“Sorprende la capacidad de la técnica desarrollada por los artistas, de abordar los temas sin recargar significados”, indica la directora regional del Consejo de la Cultura, Paola Vezzani. Agrega, “es notable la evolución de Mauricio Valencia en técnica, profundidad y en lo que comunica. Realmente es una obra que está a nivel internacional”.
Es una muestra intimista y emotiva para sus autores, pues con ella descubren su propia identidad. Diez horas diarias trabajaron en cada pintura, previo estudio de las imágenes, texturas, colores y utilización de acrílico.
Mauricio Valencia, pintor autodidacta de conocida trayectoria en la región de Magallanes, señala que “la idea de este proyecto es rescatar la pintura como material de expresión y mantenerla en escena regional”.
Su padre, Tulio Valencia, falleció hace dos años. Su rostro sereno, curtido por el esfuerzo, impacta por su realismo, que en momentos pareciera sobresalir de la tela. El artista se emociona cuando se refiere a él. “Es lo mínimo que puedo hacer por todo los que nos dio. Él sin ser profesional, siempre me incentivó a pintar”.
Quienes también quedaron retratados en gran formato fueron, Raúl Valencia, artesano y hermano de Mauricio, y la nieta de Georgina Núñez, expositora.
“Este un trabajo llevado desde lo más profundo del corazón. Es como entregar una parte de nuestras familias”, indica conmovida la artista visual emergente, Georgina Núñez.
Y es que durante la exposición, mencionó que la obra es un homenaje a la cultura chilote, de cuyas raíces sus abuelos y padres descienden. Hombres de esfuerzo, de oficios, no de profesiones, que sacaron adelante a sus familias. Ello se tradujo en la pintura realista de herramientas, del cordón umbilical del hijo de la pintora y de un tejido de telar actual.