
“Declaro ante el Congreso, el pueblo peruano, que fiel al mandato de las urnas dedicaré mis energías a construir un Perú para todos”, manifestó, ante la atenta mirada de los jefes de Estado invitados a la investidura.
El primer discurso de Humala como Presidente no tuvo mayores sorpresas y confirmó que gobernará de forma moderada, dejando atrás sus ideas radicales de izquierda, que en algún momento asustó a los inversionistas y golpeó a los mercados. “Queremos que la expresión misma de la exclusión social se borre para siempre de nuestro lenguaje y nuestra realidad”, afirmó ante el parlamento y la presencia de diez Mandatarios latinoamericanos invitados para la transferencia del poder.
Humala anticipó que buscará que la economía se mantenga abierta al mundo y prometió alzas salariales y diversificar la matriz energética del país, una potencia minera, promoviendo la explotación del gas y la construcción de hidroeléctricas.
Alejado del encendido discurso nacionalista que desató una ola de ventas de activos peruanos cuando alcanzó la segunda vuelta presidencial, Humala envió mensajes seductores a los inversionistas y habló de forma conciliadora tanto para sus opositores como para los países de la región.
El nuevo jefe de Estado de Perú dijo que respetará el fallo pendiente de una corte internacional sobre un diferendo limítrofe con Chile, que podría conocerse en 2013.
Alan García
Un ingrediente extra, pero no menos llamativo, fue la ausencia del Mandatario saliente, Alan García, quien entregó su banda en el Palacio de Gobierno al jefe de la Casa Militar y luego abordó una camioneta negra de vidrios polarizados, con rumbo desconocido. Ya lo había advertido García, quería evitarse posibles abucheos o agravios.