Este sábado pasaremos abruptamente de la medianoche a la 1.00 hora de la madrugada. ¿Por qué? Porque los chilenos deben cumplir con la medida excepcional del gobierno que dispuso adelantar una hora los relojes, anticipando en casi dos meses el llamado “horario de verano”. El último cambio fue en mayo, cuando los relojes se retrasaron una hora. Lo lógico sería pensar que, al tener más luz de día, el biorritmo no se verá afectado como sucede cuando el proceso es a la inversa, y el estado de ánimo de mucha gente no es bueno, se deprime y aumenta la depresión.
Trastornos
Especialistas médicos indican que el ahorro de energía se “paga”, en parte, con algunas molestias para el organismo, que notan adultos y niños. Con el cambio de hora, además de perder una hora de sueño, todos los horarios de las comidas del día siguiente se adelantan, al menos, en teoría. También se producen dificultades para dormir por la noche y somnolencia durante el día, con inapetencia, mal humor e irritabilidad. Este trastorno puede prolongarse incluso durante una o dos semanas, especialmente, en los más pequeños.
Además, todas las funciones biológicas, desde la temperatura corporal a la presión y las actividades metabólicas, están basadas en un ritmo circadiano, que, durante las 24 horas, alterna actividad y reposo, en el ciclo vigilia-sueño. El hecho de desplazar una hora el “sincronizador” crea un ligero desfase. El ciclo circadiano abarca 24 horas, divididas en ocho para el sueño y 16 para la vigilia.
En niños
En estos cambios de horarios, para evitar que los niños pierdan tiempo de sueño es recomendable prepararlos de forma gradual. Los expertos dicen que lo ideal sería empezar unos días antes, adelantando la hora de irse a dormir y de despertarse unos diez minutos cada día. Los horarios de las comidas también deben ir adelantándose. Es conveniente preparar al niño un desayuno muy apetecible, para recuperar energía. En concreto, este sábado de madrugada el reloj “voló” una hora como por arte de magia. Un cambio que implica una adaptación por parte del organismo al nuevo ciclo primaveral.
Por ejemplo, es frecuente que durante los primeros días, cualquier persona, también los niños, noten dificultades a la hora de dormir bien y conciliar el sueño cada noche. Este esfuerzo de adaptación no debe preocupar en exceso puesto que después de una semana el organismo ya se habrá adaptado a la nueva rutina. Una recomendación general es afrontar los efectos del cambio de hora con mucho sentido del humor, alegría y optimismo. Viendo las ventajas, son excelentes ya que el día es más largo, por tanto, invita a disfrutar de los planes sociales y del contacto con la naturaleza.
Según estudios realizados en España, el cambio horario, adelantando una hora el reloj, “hace mella en aquellas personas de edad avanzada que están realizando un tratamiento médico basado en antidepresivos o ansiolíticos”.
La gravedad del problema puede variar dependiendo de cada persona, pero los especialistas indican que alrededor de 10 días después del cambio de horario, el cuerpo vuelve a la “normalidad”.