Nada quedó a la improvisación, por lo que se notó el trabajo que con tiempo ambas entidades organizadoras realizaron. Todo el año se trabaja para lograr una organización de este tipo, que este año correspondió en forma principal al Automovil Club de Río Grande. Todo se comportó a la altura de lo que significa el magno evento, los horarios se respetaron y cumplieron a cabalidad, una muy linda largada protocolar en donde el público pudo observar de cerca a los competidores, en donde además, a éstos se les hacía entrega de un presente. Los trofeos entregados a los seis primeros lugares por categorías, tanto por etapa como por sumatoria final, son dignos de destacar, algo no antes visto en esta justa deportiva que salían de lo común, y que lucían de forma maravillosa. Otro punto a destacar es el cómo se esmeraron en lograr que el público asistente a la prueba, en todo el recorrido del gran premio, de 400 kilómetros por día, se comporte de buena forma, esto es algo muy difícil de conseguir, por el hecho de la extensión del trazado, pero fue logrado en gran parte por la organización y también por la gente que asiste a esta prueba, que donde ubicarse, tanto en las zonas de curvas, de saltos o de alta velocidad. Hermandad
Como bien el nombre de esta competencia lo dice, el Gran Premio de la Hermandad, resalta por sobre las otras competencias por el hecho de que por un fin de semana, entre la gente no existen rivalidades ni diferencias, entre los habitantes de un país u otro. Todos son catalogados como amantes del mundo del automovilismo y todos hablan y piensan igual, sólo en los fierros. Nos tocó presenciar muchos gestos generosos y que reflejan lo que es la hermandad, en la primera etapa del sábado, cuando nos encontrábamos en el sector de reabastecimiento de bencina conocido como Onaisín, llegó un vehículo de un piloto de Río Grande, el cual al llegar a la zona comenzó a buscar a su equipo de auxilio encargado de llenar el estanque de bencina, luego de pasar alrededor de un minuto y medio y al ver que el piloto no encontraba a su team, lo llamó el jefe de equipo del Aguilera Rally Team, de la ciudad de Porvenir, para reabastecerlo de bencina, combustible que a ellos les había quedado, ya que una de sus máquinas no había llegado hasta ese sector, todo un gesto de fraternidad lo cual demuestra lo que se vive durante esos días de carrera. Otro hecho que nos llamó mucho la atención suscitó cuando el sábado por la tarde, ya en la ciudad de Porvenir visitábamos los talleres para ver como habían llegado las máquinas, estando en el taller de José “Chechi” Raipane donde se encontraba el conocido piloto y preparador fueguino, Héctor “Gordo” Almonacid, de pronto llegó un joven piloto de Río Grande, sin conocer a nadie de los presentes en el lugar, contó lo que le había sucedido en carrera y que necesitaba para poder largar el otro día unos espirales para Lada Samara, de inmediato en el taller se esmeraron por buscar dichos repuestos y se lo entregaron al piloto argentino, éste al consultar cuánto le debía, enfáticamente el “Gordo” Almonacid respondió: “Cuando hay carreras, no se cobra”. Totalmente destacable el espíritu deportivo que se vive y respira durante esos tres días en la Tierra del Fuego.
Seguridad
Otro punto a analizar es la seguridad que se ve desplegada durante esta competencia, tanto para el público como para los competidores. Dos helicópteros en tierra eran los que se encontraban listos y dispuestos a despegar ante alguna eventualidad, lo cual afortunadamente no fue necesario de utilizar, a lo que se suman las más de seis ambulancias en toda la ruta de competencia. Sobre la seguridad dentro del habitáculo se pudo observar que los vehículos de competición se encuentran suficientemente preparados como para recibir cualquier tipo de impacto, con un riesgo altamente disminuido de sufrir algún hecho que lamentar, mas de cinco volcamientos fueron los que hubo en esta edición, no habiendo hechos que lamentar, ni lesionados de gravedad. El más connotado fue el del piloto fueguino Daniel “Pitito” Delich, a bordo de un Chevrolet Corsa, que sufrió un vuelco y que dio mas de cinco vueltas en el aire, teniendo un fuerte impacto con el suelo. El piloto y su navegante, Marcos “Changa” Torres, se encuentran en forma óptima ya pensando en como encararán una nueva competencia, con una nueva máquina, ya que el vehículo quedó en condiciones imposibles de recuperar.
