
Los asistentes a las clases de la “Universidad de la Vida”, afirmaron que cada uno eligió los cursos en los que participar, donde entre otros temas se dictaron clases de computación, manualidades y, para todos, supuestamente había clases de emprendimiento.
Marcos Radojkovic manifestó que él optó por las clases de computación, las que no se dictaban todos los días y el horario era en la tarde. “Pero cuando fui hicimos todo menos computación. Tuvimos clases de sicología, donde nos mirábamos, conversábamos y hasta nos reíamos de nosotros”, algo que lamentó porque reconoció que efectivamente tenía la intención de aprender. “Me acuerdo que las dos últimas clases tuvimos computación, que igual algo aprendí, aunque no lo esperado”, aseveró.
Añadió que, en este peregrinar de temáticas abordadas, también cambiaban los profesores, “incluso una vez tuvimos clases de finanzas y nadie entendió mucho, pero todos entendíamos que teníamos que estar ahí para que nos cancelaran el dinero”, aseguró Radojkovic.
Al final de las clases, el pensionado afirmó que se les pidió llenar una ficha donde se explicara la idea de emprendimiento que “supuestamente queríamos realizar con los dos millones de pesos, pero uno llenaba con cualquier cosa, si poco o nada se puede hacer con ese monto, era una justificación sin sentido, sin que se pudiera llevar a la realidad”, enfatizó.
Otra situación que se presentó en la “Universidad de la Vida” porque así se permitió, fue que las personas que cumplían con los requisitos para ser compensados con el dinero, enviaran a un representante a clases, como lo hizo por motivos de salud Ricardo Sandoval.
Según le expresó la persona que acudió por él, las clases consistieron en “relatar la historia personal y relacionarla con la historia nacional, conversar sobre lo que uno había hecho durante la vida”, explicó. Posterior a abordar esa materia, “tenían que trabajar en una idea de emprendimiento, decir qué les gustaría, cómo lo haría, ese tipo de cosas”.
Sandoval, al igual que Radojkovic detectó irregularidades desde un principio, porque “primero que todo fueron dos millones de pesos parejos para todos, cuando en la realidad no todos cotizamos lo mismo por el mismo tiempo”, advirtió. A su vez, afirmó que tiene amigos que se encontraban en su misma situación, con los mismos antecedentes, “pero a ellos no les pagaron nada, nunca los llamaron, pero sí hay gente que no tenían derecho a participar y sí les pagaron”, acusó.
Lo cierto es que en prácticamente un mes, ambos pensionados hicieron los trámites exigidos para que se les cancelara el monto comprometido, comprobando diariamente que todo el programa estaba lleno de vicios que ahora la Contraloría está sacando a la luz.