
Esta vulnerabilidad, es el resultado de la aplicación del modelo económico de libre mercado por más de 30 años en nuestro país y se refleja en las siguientes cifras.
En relación al “Empleo Protegido”, se observa que a nivel nacional, sólo un 38,9% del total de ocupados y un 53,3% de los asalariados presentan un empleo protegido, vale decir, con contrato escrito, indefinido, liquidación de sueldo y cotizaciones para pensión, salud y seguro de desempleo. Esto representa una disminución en la protección del empleo en cinco puntos porcentuales con respecto al trimestre diciembre-febrero 2011.
Además, dentro del empleo no protegido, Fundación SOL define la categoría del trabajador “Subordinado Independiente”, como los asalariados que no tienen liquidación de sueldo, vale decir, deben enfrentar todas las normas y sistemas de control de un trabajo dependiente, pero no cuentan con el sistema de protección de derechos laborales que caracteriza a un asalariado convencional. En el trimestre mayo-julio 2011, esta categoría alcanzó un 21% del empleo asalariado (privado, público y servicio doméstico), lo que equivale a 1.118.136 personas y la mayoría de ellas, ni siquiera entregan una boleta de honorarios.
Al incluir el desempleo oculto y el desempleo por subempleo, los desocupados aumentan 8,1% y la tasa de desempleo se sitúa en un 12,8%, mucho más del 7,5% registrado por el Gobierno. Además, indica que son las mujeres las que se han incorporado más precariamente a la fuerza de trabajo y que la recuperación en las regiones y ciudades más afectadas por el terremoto y tsunami, se basa fundamentalmente en mayor subempleo.
El 77,3% del empleo asalariado no está protegido y no supera un ingreso mensual de $ 300.000 (menos de dos salarios mínimos).
En resumen, se concluye que actualmente en Chile un trabajo registrado como asalariado no está asegurando mejores condiciones en cuanto a protección, estabilidad e ingresos.