La gran cantidad de perros vagabundos que rondan las calles de la capital magallánica continúan no sólo contaminando visualmente el panorama y esparciendo enfermedades, sino que se han convertido en un peligro para la comunidad. Estas jaurías se han adueñado de las veredas y pasajes de distintos sectores, como por ejemplo el Barrio Prat, la Población 18 de Septiembre o la Población Juan Pablo II, por nombrar sólo algunas de las que se han recibido más denuncias de donde han atacado a personas.
Un claro ejemplo del dominio de estos animales, es el cruce de Armando Sanhueza con República, a espaldas de la Escuela Portugal, donde una casa abandonada con acceso a un terreno baldío sirve de refugio a más de 15 perros, que en más de una ocasión han atacado a ciclistas y peatones.
Estos animales acosan en manada a las personas que transitan por el sector, poniendo también en peligro a los menores que estudian a sólo unos metros y que podrían convertirse en presa fácil para estos animales.
Incluso, Diario El Pingüino fue testigo la mañana del viernes de cómo estos animales atacaron a un peatón por lo que representan un peligro para la sociedad.
Las autoridades han implementado algunas estrategias para intentar contener la creciente población de canes que hasta el momento se ha logrado contabilizar en más de 14 mil animales, lo que representa cerca del 10% de la población puntarenense.
Ante esta situación, vecinos de distintas poblaciones han comentado que la presencia de perros limita la convivencia familiar en exteriores. “Me da miedo que le pase algo a mis hijos o a mi esposo cuando salen en bicicleta”, comenta Patricia, vecina del Barrio Prat.
El concejal José Saldivia, señaló que las diversas instancias que deberían colaborar para combatir este tema, “no han tomado la responsabilidad necesaria”, y ante la falta de acciones “el municipio sólo puede hacer parches a estas falencias”.
El Consejo Regional (CORE) aprobó un monto aproximado a los $ 400 millones para la construcción de un canil que pueda, de alguna forma, controlar a estos mamíferos que en su gran mayoría no tienen dueño, además de los diversos proyectos que existen para el control de población canina.
En ese sentido, Saldivia hace un llamado a la comunidad a hacerse responsables de sus mascotas, ya que sería el primer paso para crear una cultura social que facilite el trabajo de las autoridades ante este complejo tema.