Mario Mayanz nunca imaginó que en esta fecha tan emblemática, cuando en Chile cada 3 de octubre se celebra el Día del Hospital, lo sorprendería dirigiendo el centro asistencial más grande de Magallanes, con más de mil funcionarios a su cargo y un edificio nuevo, de 40 mil metros cuadrados. Aunque por razones familiares hoy estará ausente en la ceremonia oficial, el médico urólogo dialogó con Diario El Pingüino antes de viajar a Santiago, y el viernes en la noche asistió a la cena en Cordenap, acompañando al personal en su fiesta anual.
- ¿Cómo se ha sentido doctor durante estas cuatro semanas que lleva en la dirección del hospital clínico?
“Muy cómodo frente a un desafío que resulta interesante, y lo importante es que he podido comprobar la visión que teníamos en relación con la enorme confianza en el elemento humano del hospital. Cada vez vamos armando más equipos de trabajo”.
- ¿Principales preocupaciones?
“Ver nuestras vulnerabilidades y no tener fallas durante el funcionamiento del hospital. Para eso trabajamos con personal de mantención y de logística, para reducir los problemas al mínimo, además de profesionales de otras áreas”.
- Doctor Mayanz, ¿cómo le cambió su rutina diaria?
“Me ha cambiado mucho, porque yo provengo del mundo clínico. Tanto en los años que trabajé como cirujano de urgencia, cuando estuve en el servicio de Urología, en la jefatura del Centro de Responsabilidad Quirúrgico, siempre me moví en el mundo clínico, atendiendo enfermos y trabajando con la gente que tiene relación directa con ellos. Este puesto es muy distinto, porque si bien uno tiene que estar informado y tranquilo porque confía en la gente que toma las decisiones, acá hay que tener una mirada transversal, velando porque todo funcione bien. Había hecho unos cursos de gestión, pero distinto es estar tocando la guitarra”.
- Y en el plano familiar, ¿la dirección del hospital le ha trastocado mucho su vida?
“Me gusta esa pregunta, porque va más a lo íntimo, y ahí te puedo decir que tengo un tremendo apoyo de parte de mi familia, en todo lo que emprendo. Porque ahora hay menos horas para la familia, de repente surgen preocupaciones, o el celular que suena por razones por las que antes no sonaba. Es importante el apoyo fuerte de la compañera de uno, y tener el frente tranquilo con los hijos. En ese sentido me siento muy afortunado, tengo una familia que me apoya mucho en todo lo que emprendo”.
- ¿Se siente cómodo en el cargo?
“Sí. Me gusta lo que estoy haciendo. Es un desafío interesante después de llevar más de 20 años en esta institución. Me veo haciendo cosas que van en beneficio de las personas. Todos los que trabajamos en este hospital tenemos que saber que estamos aquí para una función: resolverle los problemas de salud a la gente de Magallanes”.