
En el sector hay siete inmuebles de propiedad de la arquitecta condenada a 60 años de cárcel como autora de tres asesinatos: el de su ex esposo, la pareja de éste, y la del novio de su sobrina. Todos fueron llevados a cabo por el sicario Mario Ruz, también condenado a cadena perpetua.
Los sentenciados, además, deben cancelar un total de $ 280 millones a los familiares de las víctimas a modo de indemnización. Este dinero justamente saldrá de la subasta de las propiedades de la arquitecta, todas ubicadas en la calle Seminario.
A fines de septiembre se dio un paso clave en esa dirección. El Octavo Juzgado de Garantía dejó sin efecto el traspaso que Pilar Pérez hizo de cuatro de las propiedades a su hija, en diciembre de 2008, tras ser detenida y como una forma de evadir el embargo. Así, con esta resolución judicial se dio luz verde para el remate de todos los bienes de la mujer que permanecen incautados.
El abogado querellante, Francisco Cox, sostuvo que ahora hay que solicitar fecha para efectuar el remate y recalcó que no cree que Pilar Pérez quede con dinero excedente de la subasta de sus propiedades y que pueda administrarlo desde la cárcel.
En todo caso, la mujer nombró a un abogado para supervisar el proceso de remate de sus bienes.
En el barrio dicen que antes de fin de año podría llevarse a cabo el remate de parte de las propiedades.
En el edificio de calle Seminario número 96, Pilar Pérez todavía es dueña directa de dos departamentos y una sociedad comercial que integraba tiene la propiedad de otros tres inmuebles.
La mujer mantiene otro departamento en el edificio ubicado en Seminario 98, y una casona de tres pisos de color verde olivo gastado en el número 95. Todos están avaluados en unos $ 260 millones.
Hace 11 años que el cantante Luis Dimas vive en uno de los departamentos del edificio Seminario 96. Sobre el remate de los inmuebles, recibe de buena manera la noticia: "Para mí es mejor que se vendan. Seré el primero esperando mi turno para comprar. ¿Sabes a cuánto estarán?", pregunta.
En el edificio hay otro departamento, pero que está desocupado. Tiene un gran ventanal que da hacia la calle y que está completamente quebrado.
En el número 98, el departamento 43 tampoco tiene moradores, según Julio, el conserje de estos dos edificios. La última en dormir ahí fue una fotógrafa y periodista que ahora vive en España.
Bajo estos departamentos hay una serie de locales comerciales que le pertenecen a una de las hermanas de Pilar Pérez.
Un petshop que vende comida para gatos y perros, además de juguetes y correas, una costurería con antiguas máquinas de la marca Singer, empotradas a las mesas de trabajo, cientos de hilos de colores y muchos dedales plateados.
También está en el sector un restorán peruano que cambió hace poco de nombre. Todos los arrendatarios de los locales comerciales de la zona conocen de alguna forma a Pilar Pérez. También conocen a su cuñado Agustín Molina, que dejó el barrio tras el crimen del novio de su hija, y quien no quiso hablar sobre el futuro remate de los bienes.
"A todo esto, no sé quien le puso ese nombre de La Quintrala, pero yo claramente me topé con ella también", dice Alejandro, del petshop.
Parado entre surtidores de comida de gatos y perros, cuenta que hace cuatro años intentó arrendar un local que estaba bajo el número 95, la casona de tres pisos, de color olivo desteñido con vitrales sencillos y una ventana que a veces está abierta y otras, cerrada. "Por eso dicen que a veces penan ahí", dice Alejandro.
Según él, a la anterior arrendataria, que también tenía una tienda de mascotas, Pilar Pérez le hizo la vida imposible y por eso decidió terminar su contrato. Pero a él no le importó y quiso aprovechar la oportunidad, sobre todo por un conveniente cartel de comida de gatos que estaba en el frontis del lugar.
La señora Gaby, que vende flores en un local al costado de esa casa, le recomendó ir donde María del Pilar. "Esta señora me dijo que no tajantemente y no de buena manera. Cuando la conocí, la encontré rara. Tenía una mirada media ida", dice.
Carlos tiene cerca de 70 años y es un taxista que se estaciona diariamente en la esquina nororiente de Seminario con Rancagua. Cuando habla, la mayoría de las personas que pasan por el lado lo saluda con afecto. Cuenta que lleva 25 años trabajando ahí y que siempre detiene su auto frente a la carnicería que se encuentra en esa esquina, ese local pertenece a una de las hermanas de la condenada.
El taxista cuenta que llevaba a Pilar a sus trámites y a sus hijos al colegio y dice que conoció hasta su casa en Seminario 95. "La casa era re linda y grande", asevera y agrega que "de la vida de ellos no podría decir nada, conmigo siempre fue súper amable". Cuando termina la frase se acerca el conserje Julio con una escoba y una pala y pregunta: "¿Y por qué anda acá? ¿Hay algún vuelco en el caso, que andan de nuevo por estos lados?".
Junto a los departamentos y la casona ubicada en calle Seminario, el tribunal deberá rematar una propiedad de Pérez en Talagante, avaluada en cerca de $ 17 millones y que está incautada.
También será subastada una camioneta Ford Ranger, del año 1996, y que estaba a nombre de la arquitecta que permanece recluida en la cárcel de mujeres.