Ante esto, la preocupación de los conductores por hacer rendir un poco más “las lucas” se ha visto reflejada en una mayor utilización de bencina de 93 octanos debido a que tiene el menor costo de la variedad existente.
Disminuir el octanaje del combustible respecto a lo recomendado por el fabricante del automóvil se ha vuelto una práctica cada día más común, y en torno a ella existen varios mitos.
Uno de estos indica que al reducir el octanaje del combustible el motor sufriría daños irreparables o podría a largo plazo necesitar costosas reparaciones.
Si bien, para obtener la mejor perfomance del motor del automóvil es aconsejable utilizar el carburante recomendado por el fabricante, expertos mecánicos reconocen que desde 1996, el motor de los automóviles está habilitado para soportar cambios de combustible, gracias a un sensor de golpe en el encendido que detecta cuando se utiliza un combustible distinto al recomendado, y ajusta automáticamente la velocidad de combustión para evitar daños a la maquinaria.
El octanaje de las bencinas es una medida de la presión y temperatura a la que puede someterse el carburante, mezclado con aire, al interior del motor antes de explosionar y así liberar la máxima cantidad de energía útil posible.
En ese sentido, una bencina que tiene un octanaje menor hace explosión a una presión menor y se consume de una forma más acelerada que otros combustibles, entregando menor potencia al automóvil.
Utilizar combustibles con distinto octanaje no produciría daños al motor, y las pequeñas variaciones en el encendido y combustión de éstos, son imperceptibles para las personas ya que ocurren en milésimas de segundo.
En cambio, este cambio de combustible se puede ver reflejado en la relación costo-rendimiento del combustible.
Pese a que la bencina de 97 octanos es la más costosa del mercado, la tecnología utilizada para este carburante es la ideal para los motores modernos que son diseñados para trabajar con dicho octanaje.
También, los aditivos que posee este combustible, con los cuales aumenta su resistencia a la presión, hacen que se consuma en menor cantidad, entregando mayor energía al motor, por lo que finalmente rinde un poco más que una de menor índice de octanos.
Otro mito que existe en torno al índice de octanaje de los combustibles es la mezcla de carburantes de 93 y 97 octanos, dando como resultado bencina “de 95”.
Las fórmulas químicas y los aditivos utilizados entre cada una de las variedades en el mercado son únicas, por lo que fusionarlas no iguala a otro combustible, y aunque el costo por litro en promedio podría ser menor, el rendimiento del motor no será el óptimo, consumiendo con mayor rapidez la bencina al interior del automóvil.
En ese sentido, utilizar bencina de 95 octanos podría ser la mejor opción para los conductores de Punta Arenas, ya que la relación costo-rendimiento de este carburante se acercaría a un promedio óptimo entre utilizar otros tipos de bencina, sin importar si el automóvil es de modelo reciente o antiguo.
Esta relación puede ser apreciada por los conductores al momento de obtener una mayor cantidad de kilómetros por litro, dependiendo del año del automóvil y el tipo de bencina utilizada.
Recomendación
Aunque existen varias alternativas, es aconsejable utilizar el combustible que recomienda el fabricante, ya que los motores fueron diseñados bajo estándares de rendimiento específicos.