Cada 19 de octubre la angustia para los padres de Ricardo Harex es la misma. Un día como hoy, pero del año 2001, desaparece sin dejar rastros y el caso pasa a convertirse en el enigma policial más grande de todos los tiempos. “Ese día lo pasamos a dejar al San José, como lo hacíamos siempre. Era un viernes y al mediodía nos volvimos a ver, a la hora de almuerzo. Después fue a entrenamiento de hándbol”, recuerda Margoth González, con la angustia propia de una madre que nunca más volvió a ver a su niño.
Continuando con el relato de ese fatídico 19 de octubre, recuerda que ella vuelve del supermercado a la casa y al rato, como a las 20.15 horas, aparece Ricardo. “En ese momento me contó que en la noche estaba invitado a una fiesta. Así que se duchó, le preparé unos panes y tomo bebida. Luego se preparó y a las 21.20 horas se fue. Al despedirse me dijo que volvería temprano, porque al día siguiente tenía un partido de hándbol y si ganaban volverían a jugar en la noche”.
Antes de salir Ricardo bromeó con su madre y pidió que le llevara una parka a la lavandería. Una vez que se marchó, Margoth fue al dormitorio y encontró el celular que el hijo había dejado olvidado. Fue a buscarlo pero no lo encontró y, lo peor de todo, es que ese día sería el último que lo vería con vida.
Ricardo enfiló rumbo a la casa de un amigo, en avenida España. Ahí se juntaron con otros compañeros, hicieron hora, hasta salir rumbo al quincho, donde era la fiesta de cumpleaños a la que estaban invitados.
Alrededor de las tres de la madrugada Ricardo Harex abandonó el recinto, sin saber que su regreso a casa pasaría a convertirse en el enigma más importante de las últimas décadas.
Encender una vela
“Llevo diez años esperando a mi hijo. Ahora, con la nueva investigación (de la ministra en visita) lo único que anhelo es que lo podamos encontrar”, es la esperanza más grande que abriga la madre. De paso lamenta que nunca se acercara alguien a entregar una pista, siendo que más de una persona debe tener un antecedente, que en vez de divulgarlo prefirió callarlo.
Margoth González invitó a todas las personas que quieran esta noche, a las 21.20, la misma hora en que salió de la casa, a encender en su hogar una vela y rezar un Padrenuestro.