la gran cantidad de basura acumulada superó la capacidad de los contenedores dispuestos en la periferia del cementerio municipal.
Además, aunque el fin de semana largo fue un atractivo para miles de visitantes, las ventas de algunos comerciantes no fueron las esperadas. Luego de un fin de semana largo que sirvió de descanso para la mayoría de la comunidad puntarenense, y de la gran celebración del Día de Todos los Santos, las calles que bordean el cementerio municipal y el bandejón central de avenida Bulnes, demostraron el “lado b” de la festividad.
Tras el paso de más de 50 mil personas en días pasados, miles de desperdicios pudieron ser apreciados sobre las calzadas y veredas de las calles de Punta Arenas.
Ante esto, tanto personal de aseo público como del cementerio, dedicaron su trabajo a remover los restos de alimento, flores, envoltorios plásticos e infinidad de desperdicios que encontraban a su paso.
Uno de los principales factores que influyó para concluir con rapidez las faenas de limpieza fue el viento, el cual durante la mañana de ayer dispersó los elementos más ligeros sobre las calles, extendiendo así el área afectada.
Aunque a manera de previsión, la empresa Servitrans dispuso de varios contenedores en la periferia del camposanto, la gran cantidad de basura acumulada superó la capacidad de éstos, lo que dio oportunidad a los perros vagabundos de buscar alimento en las bolsas depositadas en su alrededor.
Uno de los principales puntos donde se concentraron estos desperdicios fue entre las calles Angamos y Maipú, donde se instalaron decenas de comerciantes, principalmente de alimentos.
Floristas
Por otra parte, decenas de familias instalaron sus distintos puestos de flores y otros productos sobre el bandejón de avenida Bulnes, con la esperanza de lograr buenas ventas durante el fin de semana.
Aunque la afluencia de personas fue constante, “sorpresivamente las ventas no fueron las esperadas”, comentaron varios floristas a Diario El Pingüino.
Algunos puesteros se han dedicado al comercio de flores desde hace más de 30 años, como Zulema Ruíz, que junto a su familia atendieron a miles de personas frente al cementerio municipal.
“Las visitas se distribuyeron en todo el fin de semana. Y para ser 1 de noviembre, las ventas fueron muy bajas”, comentó Ruiz.
Esta baja en las ventas, complica la situación económica de estas personas, “no podemos comernos las flores, necesitamos venderlas para alimentar a la familia”, comentaron los afectados.
“Esperamos que el municipio nos permita quedarnos al menos hasta el domingo para poder vender algo más”, comentó Ruiz.