
Obando inicia su carrera cestera cuando recién tenía 12 años y cursaba el séptimo básico motivada por su profesor José Chávez de los talleres del extraescolar, a pocos meses de estar entrenando es citada para participar de un cuadrangular en la ciudad de Calbuco. Obando ya emergía como un proyecto interesante. A los 15 años es llamada para reforzar al Colegio Alemán de Puerto Montt para los juegos escolares, en la eliminatoria zonal disputada en Osorno, se quedan con el tercer lugar y no les alcanza para llegar a la fase nacional.
Jugó en diferentes clubes de Llanquihue donde compartió mayoritariamente con mujeres mayores pero siempre fue elegida para estar en los más importantes clubes de esa zona.
Más tarde al terminar sus estudios secundarios, junto a su familia se trasladan a Río Grande, Argentina, ahí se integra a un grupo de basquetbolistas con las cuales recorren diferentes localidades cercanas a Río Grande.
Años más tarde, Obando llega a Punta Arenas y por gestiones de Sylvia Díaz se integra al San Martín, recuerda que era una institución muy sacrificada en donde la familia Peric era el pilar del club, luego el año 1988 arriba a Magallanes donde estuvo sólo dos temporadas, en la primera fueron campeonas.
Finalmente, sería Español el quinteto donde terminaría su carrera cestera, mientras jugaba en los hispanos reforzó a la selección de Punta Arenas para un cuadrangular que se jugó en Ushuaia. En Español comparte camarín con Maribel López, María Ojeda Cárcamo y Eva Contreras de Puerto Natales, entre otras, recuerda a sus entrenadores Francisco Fernández y al argentino Walter Ñonquepán.
A los 30 años pone fin a su carrera cestera como jugadora federada, pasan seis años en la que sólo se dedica a jugar en el colegio como apoderada y con las vecinas del barrio.
Obando estima que el nivel de la competencia del básquetbol senior femenino ha bajado su nivel, porque las jóvenes ahora tienen mayor diversidad de entretención por lo que nos les interesa tanto hacer deporte.