En un año particularmente complejo, 2.400 alumnos en la región se aprestan a rendir la Prueba de Selección Universitaria para ingresar a las distintas casas de estudio del país. En este momento, los padres juegan un papel clave para aliviar a sus hijos a través de la entrega de comprensión y espacio. El lunes y martes de la próxima semana 2.400 alumnos de cuarto medio de establecimientos municipales, particulares subvencionados y particulares de Magallanes rendirán la Prueba de Selección Universitaria (PSU), un decisivo acontecimiento para muchos, y en un año particularmente difícil, donde las movilizaciones, “tomas” y falta de clases, han sido la tónica.
La sola idea de pensar qué va a suceder conmigo si no me va bien o si estaré lo suficientemente preparado genera en muchos estudiantes cuadros de estrés. La sicóloga infanto-juvenil Jessica Sosa, señala que “el estrés asociado a la PSU puede reconocerse a través de síntomas como la falta de ánimo, ansiedad y nerviosismo. El joven además se recluye y no participa en espacios de encuentro, actividades sociales o familiares. Por otro lado se observa la tendencia a comer mucho o por el contrario, a comer poco”.
Sosa indica que los padres y la familia tienen un rol preponderante a la hora de ayudar a frenar esta situación. “Tal como ellos pueden haber incidido en el estrés del hijo, tienen el deber de frenarlo a través de la entrega de comprensión y espacio”, señala la especialista.
Sobre la preparación para la prueba a estas alturas del año, la sicóloga aseguró que la forma de abordar el tema es diferente en cada caso, por lo que no pueden establecerse soluciones únicas. “Si faltan conocimientos o hay áreas débiles puede ser recomendable seguir repasando, depende de lo que sienta cada uno, pero esto debe realizarse en horarios acotados y bien definidos dentro de la jornada diaria. La idea es no estudiar más de una hora seguida sin un descanso. Tampoco conviene hacerlo en horarios cercanos a la noche pues es muy probable que no se obtenga un sueño reparador ya que la materia quedará dando vueltas”, explica.
Además, señala que si no se contó con la preparación adecuada para esta prueba durante el año, vale la pena plantearse la idea de realizar la PSU para conocerla, no cerrándose a la posibilidad de darla otra vez o ver qué alternativas se abren en función del puntaje que se obtenga. “Hay que tener claro que los resultados de este examen no marcan para siempre la existencia” apunta la psicóloga.
A la hora de tener el puntaje en la mano Sosa recomienda que “hay que ser flexibles y abrirse incluso a la posibilidad de que un hijo no entre a una institución determinada o a la carrera que pensó en principio. En este cuadro los padres nuevamente tienen la tarea de entregar apoyo y orientación sin presión”.
Asimismo, los nutricionistas aclaran que una alimentación balanceada durante los días previos a la rendición del examen es fundamental. Debe evitarse los alimentos flatulentos y la cafeína, ya que podrían ser perjudicial en este período.
En tanto, existen algunos nutrientes que por sus propiedades relajantes se podrían utilizar para calmar los procesos de ansiedad, tal es el caso de las nueces, o un puñado de frutos secos, la acelga o la espinaca. En el caso de existir decaimiento se recomienda comer un trozo de chocolate.