
El claxon de los vehículos estacionados en el sector dio comienzo a la ceremonia. Entonado canciones se recordó a las víctimas, mientras que familiares exhibían fotografías gigantes de ambas, lo que fue coronado con el aplauso espontáneo de los asistentes.
El homenaje continuó con la declamación de un poema y luego Jaime Castillo, el padre de Claudia, dio un sentido agradecimiento a los presentes. Siguió un minuto de silencio y las bocinas que sonaron nuevamente pusieron el punto final a una ceremonia sencilla y llena de imágenes de sobrecogimiento, recuerdos y dolor.