Carabineros reconoce aumento policial en el centro y los afectados aseguran que los jóvenes son un peligro para la comunidad y los visitantes. “Piden plata, andan con cuchillos, destruyen todo y ahuyentan a los turistas. Hasta quemaron el kiosco”, dicen. Los actos de vandalismo en la Plaza de Armas Benjamín Muñoz Gamero de Punta Arenas han ido en constante aumento, según aseguran los comerciantes que desarrollan la jornada laboral en el lugar. Hechos como quema de basura, fuego en los antiguos arboles, ingesta de alcohol e incluso porte de arma blanca ocurren diariamente, siendo el último hecho delictivo, el incendio que se provocó en el añoso kiosco turístico que está situado en el costado sur de la plaza.
Diario El Pingüino acogió la denuncia que los locatarios de los ya emblemáticos “carritos de la plaza” y se dirigió hasta el punto cero de la ciudad. No fue necesario esperar mucho para ver que en grupos de entre seis y 15 jóvenes se reúnen los adolescentes en diversos puntos de la plaza. Muchos de ellos utilizan las bancas distribuidas por el espacio público, conversan, escuchan música y comparten, en lo que podría considerarse total normalidad.
Sin embargo, existen algunos grupos minoritarios que se “apoderan” de ciertos puntos de la plaza, es así como el asta central, el mismo kiosco quemado, la pileta y el monumento a Hernando de Magallanes son los lugares que los núcleos más conflictivos prefieren.
Llama la atención como comienzan a agredirse de manera verbal mutuamente de un extremo al otro. Los garabatos parecen ser parte del vocabulario normal que utilizan, siendo muy hostiles en su trato, acompañado de gestos y expresiones a lo menos cuestionables. Todo esto en medio de la ciudadanía, comerciantes y turístas que transitan por el lugar.
Entre tanto desafiarse, no es necesario mucho esperar para ver cómo dos jóvenes de grupos diferentes se trenzan a golpes por algunos segundos, siendo separados por los mismos amigos que continúan con las agresiones verbales.
Es frecuente ver también el denominado “macheteo” a los turistas, en que los menores les piden dinero a los visitantes.
Testigos diarios
Una de las locatarias, quien prefiere obviar su nombre para evitar represalias, señala que de los seis años que ha trabajado en la plaza, este último ha sido notoriamente el más complejo: “Los niños se juntan, se ponen a pelear. Yo vi cuando un grupo de ellos prendieron fuego a un basurero, y el otro día fue con un gorro de lana que le prendieron fuego al kiosco de turismo. Si la policía no hace algo, esto se va a salir de las manos. La otra vez, cuando se llevaron detenido a uno, minutos antes lo vi como tiró el cuchillo que andaba trayendo para que no lo pillaran”, señaló preocupada.
Por su parte, uno de los artesanos más antiguos, quien lleva más de diez años en el lugar, indicó que “a nosotros nos perjudica el trabajo. Los turistas ven el comportamiento de estos cabros, se asustan y se van. Pero es más preocupante el hecho de que los turistas se llevan una pésima imagen de nosotros. Lo peor de todo, es que va en aumento. Primero eran los ‘bikers y skaters’, pero al final los chicos saltaban y nada más, pero los de ahora son peligrosos, se pelean, toman entremedio de los árboles, y eso es en el día, en la noche es otro cuento, a cuántos de nosotros nos han abierto los carros o incluso quemado, y las autoridades ya no nos hacen caso, parece que estuvieran aburridas de nuestros reclamos”.
Presencia policial
Si bien los comerciantes reconocen que hay presencia policial, insisten en que los adolescentes esperan a que los carabineros se retiren para cometer los ilícitos, por lo que piden a la policía evalúen la posibilidad de poner un punto fijo en la plaza, aunque sea por la temporada de turismo.
Carabineros, en tanto, informó que se ha reforzado la custodia de la plaza de armas, montando incluso servicios especiales en el lugar, con la finalidad de prevenir la comisión de actos vandálicos.