Asimismo, los resultados obtenidos a los pocos meses del siniestro de la reserva fueron comparados con las investigaciones realizadas en años posteriores (2006 y 2008), en los cuales tampoco se observó un aumento significativo en el número de especies de los sitios consumidos por las llamas.
La disminución del número de especies presentes en el sector tras el incendio se explica debido a que un siniestro forestal es un evento o disturbio de gran magnitud que genera en la flora y fauna una cadena de efecto a corto y largo plazo. “El efecto inmediato en la fauna es la pérdida de los sitios de refugio, alimentación y reproducción. Debe considerarse también que el incendio ocurrió en la época reproductiva, por lo que, sin duda, hubo mortalidad de crías y también de una proporción importante de individuos juveniles y adultos de todas las especies con menor capacidad de escape”, afirmó la bióloga.
Además, Corales comenta que el mayor problema se concentra en las especies con requerimientos de hábitat específicos, varios de los cuales se encuentran con problemas de conservación o tienen tamaños poblacionales reducidos. “Un incendio considerablemente extenso podría promover, incluso, la extinción local de estas especies”, puntualizó.
Respecto al proceso de restauración natural, la especialista asegura que es lento y que las áreas afectadas quedan propensas a la invasión de especies exóticas y los suelos se hacen más erosionables. “Para acelerar la recuperación de los hábitat quemados se hace necesario la participación de equipos humanos especializados, los cuales deberán poner especial atención en aquellos hábitat caracterizados por su unicidad faunística o florística tales como la estepa magallánica y los bosques de antiguo desarrollo”, agregó.
El hábitat del huemul
Por otra parte, la científica manifestó su preocupación de manera especial por el animal que es parte del escudo nacional, el huemul, especie que está en peligro de extinción y que tiene, al igual que otros mamíferos, sitios de refugio y alimentación en el bosque, en matorrales y la estepa. “Para saber cuánto o de qué manera han sido afectados se deben hacer estudios detallados de sus requerimientos ecológicos y definir zonas críticas o específicas para su conservación”, explicó Corales.
Asimismo, la bióloga aseguró que se ha realizado una extensa investigación sobre la ecología del huemul en Torres del Paine. “Este estudio podría orientar mejor los lineamientos para la restauración del hábitat del huemul en el futuro”, consignó la especialista.