-¿Es muy distinto el partido de hoy al que usted se afilió hace más de 50 años?
“Las ideas que nos mueven siguen siendo las mismas, pero las realidades, los contextos son muy distintos. Cuando yo ingresé al partido la militancia comunista significaba estar fuera de la ley, en el sector de los profesores en aquellos años, entre 1957 y 1958, se mantenía una fuerte lucha en el magisterio, además a nivel político los partidos batallaban por lograr representatividad en los distintos cargos; alcaldías y el parlamento eran los objetivos, fueron tiempos complicados… hoy las dificultades son otras”.
-¿Ese fue el escenario más complejo dentro del partido?
“No, sin duda fue la dictadura militar el periodo en que el comunismo era visto como un cáncer que se debía extirpar, fuimos víctimas de una liquidación amplia de nuestras filas, las detenciones, el exilio y las exoneraciones se traducían en menos cantidad de miembros al interior del partido. Personalmente me tocó vivir esta situación en primera persona, me exoneraron laboralmente durante 17 años, yo trabajaba en la sede de Magallanes de la Universidad Técnica del Estado, donde se me prohibió desempeñar labores, tenía cuatro hijos pequeños, una casa que mantener y no podía ejercer mi profesión, fue una condena muy terrible”.
-¿Cuál fue su labor durante los años de clandestinidad de su partido?
“A pesar de lo duro que fueron esos años, tengo que decir que los recuerdo con mucho cariño. Trabajábamos arduamente para mantener la llama ideológica encendida, tareas que se realizaban en total secreto. Yo fui secretario regional en la dictadura, pero a nivel central decidieron que dejara el cargo y pasara a ser un simple militante debido a la gran cantidad de información, me prohibieron asistir a manifestaciones para no caer detenido, pero seguí desempeñando activamente mi militancia”.
-¿Cómo recuerda el periodo en que el partido Comunista gozaba de gran representatividad?
“Eso fue en periodo del 60, época en donde logramos tener alrededor de 17 diputados y nueve senadores en el Parlamento, teníamos un gran poder decisivo, que hoy no tenemos”.
-¿A qué se debe la poca representatividad que tienen hoy?
“Creo que es principalmente porque los trabajadores no están conscientes del poder que tienen. Además hace falta una causa, como el conflicto del gas, que sea el centro de interés y que sea capaz de mover a las masas en post de un bien común.
También se debe a la constante estereotipación que hemos sufrido, muchas personas nos critican sin conocer los ideales que nos mueven, ideales con un fuerte arraigo social”.
-¿Usted cree que les hace falta un representante con relevancia nacional como fue Gladys Marín?
“Sí, nos hace falta una persona que logre esa agitación política como lo hizo Gladys, claro que hay militantes que han desarrollado una destacada labor. Pero también ha habido representantes espontáneos como fue Camila Vallejo”.
-En Magallanes, ¿quién destaca por su trabajo?
“Francisco Alarcón Barrientos, por su gran consecuencia y su lucha que aún sigue”.
