
Superando problemas técnicos y nervios, el italiano Salvatore Adamo conquistó al “monstruo” con sus baladas clásicas, las que inspiraron nostalgia en los espectadores de la tercera jornada del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. El británico Morrissey fue el encargado del show de clausura, el cual fue aplaudido por sus incondicionales y se ganó el respeto del público nacional.