La creación de la serie N2 en el mundo motor se debe a la incorporación del Grupo N que es una serie de regulaciones para proveer vehículos de producción en serie para competiciones, a menudo conocidos como la “Showroom Class” (o clase de exhibición). Esto contrasta con los vehículos de producción en serie del Grupo A adaptados para competición. Los autos del Grupo N son limitados en términos de modificaciones. La categoría fue introducida por la Federación Internacional de Automovilismo (FIA)en 1982, para reemplazar al desaparecido Grupo 1 como “autos turismo estándar”.
El primer campeonato chileno en incorporar la categoría fue el Rally Mobil en el año 2.000, y el primer binomio en coronarse campeón de N2 estaba conformado por Luis Ignacio Rosselot y su navegante Manuel Erazo, a bordo de un Mitsubishi Lancer.
En Magallanes la historia es más reciente, las primeras conversaciones para crearla se llevaron a cabo en el 2010, finalmente la categoría ve la luz en el segundo Campeonato Magallánico de Rally, organizado por el Patagonia Rally Club (PRC) en 2011.
El primer campeón regional de la categoría fue el natalino, Claudio “Pituto” Gómez con un Hyundai Accent.
Hoy y con el poco tiempo que tiene la categoría se ha transformado en la con más interés por parte de los amantes al rally. Para muchos es la que puede servir como trampolín para definitivamente exportar pilotos a distintos campeonatos en Chile o el extranjero, además marca una importante diferencia en el cambio generacional de los autos, ya que al ser autos de fabricación masiva, crea el interés de la industria automotriz y con ello se da inicio a la profesionalización de la disciplina.
El parque de autos ha ido en aumento, tanto así, que para el último rally realizado en la comuna de San Gregorio y parte del tercer Campeonato Magallánico, pero segundo desde su creación la categoría presentó un parque de 12 máquinas, y aún se espera la salida de al menos tres autos confirmados.
El interés que han mostrado los pilotos regionales por la serie la proyecta como futura divisional en la carrera más importante de la Patagonia, el Gran Premio de la Hermandad.
Contradicciones
La serie comenzó con la discrepancia sobre los neumáticos a calzar por los bólidos, pero al poco andar se autorizó el uso de neumáticos de rally, alternativa que fue bien recibida por los pilotos.
Otro punto de discordia actualmente es la prohibición de amortiguación con depósitos externos, la medida afecta a todos aquellos que deseen experimentar en el torneo nacional, ya que ahí si se permite, al igual que en las series N2 del resto del mundo. Con respecto al mismo tema surge la alternativa de adquirir autos desde el campeonato de Rally Mobil a muy buen precio, pero todas esas unidades están equipadas con el tipo de suspensión que acá se limita, debiendo incurrir en un gasto extra que además atenta contra la seguridad a la hora de correr.
Otra de las intervenciones poco tradicionales que se ha hecho en la categoría es aumentar la relación de compresión de los vehículos a 10.5, decisión que va contra el propio reglamento FIA que rige a nivel mundial la serie. Con este aumento de relación los autos no sólo quedan excluidos de correr un nacional, sino que además hecha por la borda la teoría (en el caso de las suspensiones) de restringir los costos, ya que solo rige para el campeonato del PRC y los motores deberán volver a su normalidad para el Gran Premio de la Hermandad.
Sin duda las contradicciones que presenta la serie son para estar alerta. Conservar la serie como se presenta hoy, con mucha proyección en el rally será una tarea fundamental para los encargados de hacer los reglamentos, que en la región se suelen “mejorar” a los que ya existen. Un mal endémico que ha llevado a hacer desaparecer varias categorías.