
María Jesús Bravo, directora de Geología de la Universidad Andrés Bello, explica que técnicamente no existe ninguna diferencia entre sismo, temblor o terremoto, siendo sólo una distinción de lenguaje. “Todos los movimientos telúricos son terremotos. Las personas hacen la diferencia entre sismo o terremoto según la percepción subjetiva que tienen del movimiento. En inglés, sólo existe la palabra "earthquake" para este tipo de fenómenos, no se hace diferencia alguna por la magnitud ni la intensidad”. Al contrario de lo que muchos pueden creer, no existe tampoco una magnitud en la que un sismo pase a llamarse terremoto.
Comenta que el determinar la magnitud de un evento sísmico es un proceso difícil. Es una interpretación de sismogramas que en la medida en que aumenta la intensidad y cercanía al hipocentro, son más complejos. La primera magnitud que entregó el Servicio de Sismología de la Universidad de Chile, aclara, es una medida automática, sin la interpretación científica. Luego, ésta se va afinando con la interpretación de los sismogramas, llegando a magnitudes bastante cercanas a las entregadas por otros servicios sismológicos (USGS, por ejemplo). “La información entregada por el Servicio de Sismología de la Universidad de Chile es confiable y más certera luego de interpretar hipo y epicentro”.
Por tratarse de una réplica más del evento del 27 de febrero de 2010, y por su magnitud, puede tener a su vez otras réplicas. La prevención es clave.