
"Algunos compañeros de Flavio me dijeron que al avión no le habían hecho mantención, solamente lo habían pintado y eso lo encontré súper fuerte, pero no teníamos cómo corroborarlo", contó la mujer de uno de los ocho uniformados de la Fach que viajaban en la nave siniestrada.
San Martín agregó que tras conocer esos antecedentes, se los informó a su abogado Alfredo Morgado, pero que en esa oportunidad no tenía bases para fundamentar la información. Y cuestionó la decisión de la institución de invocar "secreto militar" respecto al estado de la nave.
"La Fuerza Aérea se debe netamente al país, es la Fuerza Aérea de Chile. Es ilógico que ellos traten de tapar algo si todos queremos saber la verdad", enfatizó.
La viuda de Oliva -que aún vive en una villa fiscal del organismo en el centro de Antofagasta- también reafirmó que fue víctima de acoso y amedrentamiento por parte de la entidad durante el periodo inicial de la investigación que lleva el ministro Juan Cristóbal Mera.
"Todo partió en Santiago después del accidente cuando con mi suegra -Jacqueline Pino- empezamos a meter mucho ruido. Éramos muy insistentes al pedir explicaciones", relató.
"Yo reclamaba y pedía exigencias, y fue en esas circunstancias cuando enviaron a un amigo de Flavio que me dijo que si seguía armando tanto escándalo, me iban a quitar todos los beneficios que me podía dar la Fach. Luego, me enteré que de todas maneras me correspondían, que eran obligatorios, pero no lo sabía", dijo.
"Solamente quería una explicación, pero ellos (funcionarios de la institución) me dijeron que si no dejaba esto bajo perfil, podía perder todo", agregó.
Y continuó: "Después que pasó un tiempo, fui a ajustar cuentas con el jefe del Grupo Ocho y el Jefe de la V Brigada Aérea, en Cerro Moreno. Ellos me dijeron que había sido un mal entendido, que no se había planteado bien el tema. Les dije que sabía quién me estaba amedrentando, pero el jefe del Grupo Ocho no quiso que diera nombres. Obviamente delante de su jefe lo iba a negar todo".
"Lo encaré y le dije: 'sé que eres tú el que mandó a amedrentarme con este funcionario que es de toda mi confianza'", recordó, recalcando que fue el propio sargento "amigo de mi marido" -cuyo nombre mantiene en reserva para no perjudicarlo- quien luego le aclaró que si no lo hacía "iba a perder su cargo".
"El no fue el único perjudicado, fue el círculo de amigos que Flavio tenía en el Grupo Ocho, se fue disolviendo y a algunos los llevaron a otras comisiones fuera de plazo", comentó, concluyendo que "ellos (Fach) no quieren -de ninguna manera- que me llegue información".