
Además, la radiación reflejada por los cristales que forman la nieve es mucho mayor: la nieve refleja el 80% de los rayos ultravioleta. A esto hay que sumarle que permanecer durante varias horas al aire libre practicando este tipo de deportes aumenta también los riesgos para los ojos.
Karina Bustamante Vásquez, enfermera de la Universidad Andrés Bello, comenta que no sólo es importante la protección de la piel con factores solares de alta eficiencia y numeración, sino que se recomienda en forma importante la protección ocular, ya que las lesiones en esta zona han ido en aumento en los últimos años. “Es un área de alta vulnerabilidad y fragilidad que debe ser considerada incluso en los niños. Se debe usar ropa clara para aislar los rayos del sol y sombreros amplios o viseras amplias que protejan los ojos, junto a un adecuado lente de sol”.
Los lentes de sol, que es primordial utilizarlos aún en días nublados, deben garantizar protección contra los rayos ultravioleta A y B en un 100%, puesto que previenen a futuro daños a la retina como quemaduras, cataratas o degeneración macular, o en caso más extremo, cáncer de piel en la zona de los parpados. Otro elemento a considerar es que sean anchos y ajustados, para impedir la absorción de los rayos.
Se debe tomar conciencia por parte de los padres, que los lentes no son sólo para adultos y no son un accesorio estético para los niños, ellos debiesen usar anteojos al estar expuesto al sol, y evitarles la exposición entre las 11 y 15 horas. Paralelamente, hay que visitar al oftalmólogo una vez al año si se está en zonas de alta radiación UV.