A pocos días de viajar a competir y representar a Chile en el congreso “Stockholm Junior Water Prize” que se desarrollará en Suecia, los “Donbosquinos” visitaron algunas instalaciones de la industria salmonera regional, con el objetivo de conocer de cerca su funcionamiento y desde su propia experiencia levantar información para exponer en el certamen internacional. Los estudiantes de cuarto año de la especialidad Mecánica Automotriz del Instituto Don Bosco, Alonso Alvarez y Daniel Barrientos, presentarán el proyecto ganador del concurso nacional Junior del Agua, denominado “Creación de biocombustible a partir de residuos de la industria salmonera, amigable con el medio ambiente”, y se enfrentarán a 30 representantes de diferentes países del mundo, el próximo viernes 24 de agosto.
Para obtener el biodiesel, los alumnos guiados por el profesor Javier Garay, experimentaron con diversos productos hasta que probaron con residuos de salmón y consiguieron excelentes resultados. Este innovador proyecto cobró vida en los laboratorios de la Universidad de Magallanes (Umag) y Methanex, cerrando un importante ciclo de investigación con esta experiencia en terreno.
La semana pasada visitaron la planta de proceso de Nova Austral S.A. en Porvenir, recinto donde llegan los salmones cosechados para generar los diferentes productos. En el lugar fueron recibidos por personal de la empresa, quienes explicaron temas de bioseguridad y propios del procesamiento del pescado. “Fue una visita muy buena, aprendimos a filetear los salmones y conocimos cuál es el destino de los residuos generados”, expresaron.
En tanto, el miércoles pasado se trasladaron hasta los centros de cultivo ubicados en Capitán Aracena, donde conocieron el proceso de engorda del salmón y la trucha, cómo viven los trabajadores y los cuidados medioambientales. “Antes conocíamos la industria por la bibliografía existente o información en internet, pero ahora podemos hablar desde nuestra experiencia”, señalaron, agregando que les llamó mucho la atención “el bajo impacto paisajístico, el trato humano de los trabajadores que nos hicieron sentir muy bienvenidos, la seguridad que hay en todas partes y la responsabilidad con el medioambiente”.
Pero el arduo trabajo que ha realizado este equipo para llegar a competir al país escandinavo no pretende terminar aquí. El próximo desafío será transformar 200 litros de aceite de pescado, donados por el Barco Cabo de Hornos, en combustible para hacer utilizado en motor diesel y así lograr hacer andar un automóvil. “Hemos hecho las pruebas en un motor del colegio y funcionó, pero si se dan las posibilidades queremos probarlo en un vehículo y ver si es viable o no implementar esta fuente de energía renovable”, plantearon los estudiantes.
Lo anterior va de la mano con otra meta: certificar este tipo de biocombustible para garantizar que cumpla con todas las normas establecidas.