
De hecho, la participación de las desalinizadoras en la demanda eléctrica pasará en los próximos años de un 3 % en 2011 a un 14 % en 2020, mientras que la de los procesos mineros disminuirán de un 97 a un 84 %.
En conjunto, el proyectado aumento de la demanda eléctrica se debe tanto al incremento de la capacidad de producción esperada como a factores estructurales de la industria.
Entre estos últimos se encuentra el envejecimiento de los yacimientos, la caída de las leyes (concentración del mineral), la mayor dureza del mineral y las mayores distancias de acarreo.
Las mencionadas cifras de demanda suponen, según fuentes de la comisión, un aumento en la generación eléctrica de unos 3.000 megavatios (MW) hasta el año 2020.
Durante la presentación de este informe, el ministro de Minería, Hernán de Solminihac, se refirió también a la decisión anunciada ayer por la Corte Suprema de rechazar el proyecto de construcción de la central térmica Castilla, concebida para suministrar energía al sector minero.
“Como Gobierno, respetamos los juicios y resultados de los poderes independientes del Estado”, señaló el ministro, que invitó a todos los sectores sociales a “trabajar juntos para tener proyectos que reparten el medio ambiente y el entorno y a la vez permitan alcanzar el desarrollo del país y disminuir la desigualdad”.