
El principal problema que acontece es que podrían en determinado momento ceder ante estos efectos corrosivos de la brisa marina, los fuertes vientos magallánicos y el deficiente diseño, específicamente, un error respecto al material con el que fueron construidas. “Yo creo que obedece a un mal diseño, producto de que se utilizó un material que no era el correcto. Debiera haber sido más grueso. Porque los vientos que ocurren en Magallanes, sobre los 120 km/hr a veces, no dan como para este tipo de estructuras que ornamentalmente son muy bonitas, pero que al final no cumplen con el objetivo que es dar una seguridad”, dice Sergio Becerra, director de Operaciones de la Municipalidad de Punta Arenas.
Aunque el cabecilla no quiso apuntar a los responsables de esta mala ejecución del diseño, sí agregó que debería haberse hecho una memoria de cálculo del material que se iba a emplear en este tipo de armazones, el cual tendrá que ser reconsiderado, añadiendo que en el corto plazo se debería renovar con componentes más sólidos que permita soportar los vientos.
En tanto, la reparación de la estructura colapsada debería efectuarse hoy, la cual con la ayuda de un camión grúa, procederá a colocar nuevamente la estructura en su posición original.