Noventa días se cumplieron ayer del accidente que dejó gravemente lesionado al estudiante del Liceo Industrial, Pablo Ojeda Muñoz. “Ha sido un proceso demasiado largo y agotador”, dice Maribel Muñoz, madre de Pablo Ojeda Muñoz, el estudiante del Liceo Industrial que ayer cumplió tres meses internado en el Hospital Clínico de Magallanes, luego de protagonizar un violento accidente de tránsito carretero.
El 8 de septiembre, a las 22.30 horas, el entonces menor de edad, guiaba un Jeep Isuzu, por la Ruta 9 Norte, cuando a la altura del kilómetro 8,5 colisionó con un camión de carga. Ojeda quedó atrapado y fue rescatado por Bomberos. De acompañante viajaba su polola quien también resultó lesionada y aunque permaneció internada fue dada de alta al poco tiempo.
Largo proceso
Pablo no tuvo la misma suerte. Cuatro días después el hospital entregó un parte médico dando cuenta de la crítica situación del paciente: “conectado a ventilación mecánica y en coma inducido”. Además añadía: “su estado es de extrema gravedad”.
En ese momento la madre pedía a todos quienes conocieran a su hijo que se unieran en una cadena de oración, porque solo un milagro podría sacarlo de esta condición.
Han transcurrido tres meses y el milagro llegó, pero en parte, porque Pablo aún no recupera la conciencia. Maribel le habla y lo acaricia todos los días, esperando que le responda. A lo más, de repente abre los ojos como una pequeña señal de estímulo o agradecimiento al esfuerzo que despliegan los médicos, pero no más que eso.
“Mi hijo ha estado con sus altos y bajos, pasando de extrema gravedad a grave y estable. Entró y volvió a la UCI tres veces, incluso pensaron llevarlo a Santiago para operarlo del pulmón pero la semana pasada vino un especialista de la Clínica Las Condes. Ahora está repuntando y esperamos que sea lo último para que podamos llevarlo a casa”.
“Es muy duro”
La vida le cambió por completo a Maribel y a sus otros dos hijos. Un varón de 12 y una niña de seis, quienes esperan a su hermano. “Ha sido un proceso muy duro, sobre todo dejar de lado el trabajo y el cuidado de mis otros dos hijos, que están siempre preocupados por su hermano”.
En la Unidad de Paciente Crítico son dos visitas al día. Una al mediodía y otra en la tarde. A ninguna falta Maribel y la media hora que le permiten estar la aprovecha al máximo con su hijo. A estas alturas un paciente “regalón” del equipo médico y por eso hace poco le cantaron el cumpleaños feliz, cuando cumplió la mayoría de edad y le adornaron la sala.
“Esto trastoca completamente el sistema de vida, además que vivo sobresaltada, imaginando que te pueden llamar a medianoche para decirte algo de tu hijo”, señaló la madre, quien está dispuesta a dar la lucha hasta ver recuperado a su “negro”, como le dice ella y su entorno más cercano.
Licenciatura
Una lagrima derrama al recordar que el viernes fue la licenciatura de su hijo, ceremonia donde recibiría su diploma por el término de la enseñanza media. Sin embargo la vida no permitió que esto fuera así y por eso su hermano, Ignacio Andrés, asistió en representación de Pablo. Momentos de mucha emotividad se vivieron en el salón de actos del Liceo Industrial, mismo escenario donde un día antes habían asumido las autoridades municipales. Uno de los sueños truncados con el accidente es que el joven no pudo rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU), como era su deseo y para lo cual se estaba preparando.
“Los amigos están siempre pendientes. Donde me ven me preguntan por el negro. Estoy muy agradecida del cariño de todos ellos”, dice Maribel Muñoz, una mujer que estos tres meses ha visto pasar mucha gente por la UCI, dada de alta, lo mismo que espera que suceda con ella. Por eso no está demás ayudarla rezando, quien dice si el milagro está más cerca de lo que ella misma piensa.