Alejandra Pineda, la estudiante que pasó a segundo básico en la Escuela Bernardo O`Higgins, permanece internada en la UCI Pediátrica del Hospital Clínico de Magallanes. Las cadenas de oración son la principal fuente de energía para la “princesita”, como la llaman a Alejandra Pineda Barría, la niña de siete años que el martes fue atropellada y producto de lo cual resultó gravemente lesionada. En estos momentos libra una intensa lucha por recuperarse.
En las afueras de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátrico del Hospital Clínico de Magallanes, la madre, Mariela Barría Vega, comenzó una vigilia permanente. Prácticamente no se ha movido desde que su hija ingresó al centro asistencial.
Ayer reflejaba el cansancio y agotamiento propio del desgaste que genera este tipo de circunstancias. Esperando silente el milagro de la recuperación, Mariela dialogó con Diario El Pingüino y destacó aspectos importantes de la menor de sus tres hijos. El mayor es Gabriel, de 12 años y le siguen Alina, de nueve años y Alejandra, de siete años.
Accidente
Sobre el accidente, que terminó con el atropello de la menor, Mariela recordó que “ese día (el martes) la hermana fue a comprar con una vecina y ella (Alejandra) estaba conmigo en la casa y me pidió permiso para ir. Le dije que no, porque ya habían partido, pero igual se fue detrás. La hermana (Alina) me dice que en el camino se encontró con ella y que al parecer, eso no lo tiene muy claro, fue detrás de un gato o un perro cuando pasó el furgón que la atropelló”. Esto le llama la atención porque la pequeña estaba alertada de los peligros de la vía, sobre todo después de abrirse al tránsito la prolongación Martínez de Aldunate, sector al que llegaron a vivir hace un mes.
La hija, que prácticamente fue testigo del violento accidente, corrió a la casa a avisarle a la mamá lo que había ocurrido con su hermanita.
Una niña especial
“Princesita”, como le dicen a la pequeña Alejandra, pasó a segundo básico en la Escuela Bernardo O`Higgins. El año pasado sacó el premio al esfuerzo, porque siendo que le costaba leer le puso mucho empeño. “Pero dibuja muy bonito, es de puro dibujo, es realmente una artista. Por eso ojalá que no quede con mayores secuelas”, pidió afligida.
Mariela describe a su hija como “una persona muy alegre, tierna y regalona de todos”.
Ya comenzaron las cadenas de oración, con gente de todas partes, y por eso la mujer pidió que “oren por mi hija”, ya que en estos momentos la fe es la única esperanza de vida.
El médico le informó que le hicieron un drenaje y valoró que tenga siete años, “porque es sanita y eso es bueno para este proceso. Y que a pesar de todo, la evolución ha sido buena”.
Solamente “grave”
El escueto parte médico del Hospital Clínico de Magallanes refiere solamente que el estado de salud de la niña es “grave”, sin más información que al menos dé cuenta de algún procedimiento médico practicado a la paciente, según se desprende de la información entregada por la vocera del centro asistencial.