
Hermosos e inolvidables recuerdos se albergan en la memoria del sacerdote, quien en ese entonces participaba activamente de todas las actividades que realizaba la iglesia local en esta comuna. En la visita del Papa, que ha sido denominada como el evento más importante para la comunidad católica de la zona, el padre Subiabre no dudó en recalcar lo significativo que fue dicho acontecimiento “para mi vida, y para la comunidad en general, que con lágrimas, gritos y aplausos recibió al Santo Padre en esa ocasión”, señaló.
El sacerdote, comentó que el día de la llegada de Karol Wojty?a a la zona, “el cielo estaba como de costumbre, algo nublado. Pero en el momento en que el máximo representante de la Iglesia Católica llegó hasta el lugar de la ceremonia, apareció la luz del sol que iluminó todo el Estadio Fiscal, donde se celebró la misa”. En aquella oportunidad, el padre Subiabre tuvo entre una de sus funciones la labor de sostener el libro donde el Papa realizaba las respectivas oraciones y lecturas.
“En esa oportunidad hubo una gran cantidad de devotos argentinos provenientes por ejemplo, de Río Gallegos, Río Turbio, Río Grande y Ushuaia, quienes llegaron para ser parte de esta gran fiesta de los católicos, que comenzó a organizarse desde el anuncio de esta visita en el año 1985”, manifestó.
Dos años más tarde, se agradeció por la paz entre Chile y Argentina que estuvieron a punto de enfrentarse a través de un conflicto bélico.
Asimismo, Subiabre resaltó que con mucha anterioridad se inició el trabajo de organización y redacción del guión que pauteaba la misa, el cual fue minuciosamente revisado y analizado para evitar cualquier tipo de traspié durante el magno evento.
A modo de anécdota, el vicario recordó que en esa oportunidad se elaboró un libro especial que tenía como objetivo central homenajear al Papa. Éste, incluía todos los contenidos que formaban parte del acto católico en Punta Arenas, y debía ser entregado por el religioso en representación de toda la comunidad magallánica.
Grande fue su sorpresa cuando el Papa, al ver la singular edición expresó con la personalidad que lo caracterizaba: “no lo conozco, no sirve”. Ante esta situación, la ceremonia debió realizarse con el texto oficial que solicitó Wojty?a.