
En horas de la mañana las imágenes que ya rondaban Youtube y se repetían por la televisión local causaron el interés mundial, sumado a la posibilidad que establecían testigos de que no haya sido sólo uno, sino más bien una lluvia de meteoritos que cayó sobre la zona de los Urales, y que afectó al menos a cinco localidades rusas y otra del país vecino Kazajstán.
Consultado los expertos, señalaron que al menos la respuesta más lógica es que este meteoro al desintegrarse en su entrada con la atmósfera terrestre comenzó a desfragmentarse. Así lo detalló Roderick Bowen, astrónomo que frecuentemente visita la región para impartir clases de divulgación en el Taller Cerebrito, quien hizo un llamado a la calma, ante un fenómeno común que se repite todos los días en la Tierra.
Según explica Bowen, la diferencia en este caso fue que el cuerpo logró entrar a la atmósfera debido a su tamaño: “No hay claridad todavía sobre las dimensiones. Este cuerpo debe haber tenido unos metros de diámetro. Y principalmente el daño se causó por el estallido. Estos cuerpos ingresan a una velocidad gigantesca a la atmósfera. Decenas de miles de kilómetros por hora y se calientan a una gran temperatura y estallan, en muchas oportunidades hay estallidos en el aire de tal magnitud que asemeja al de una explosión atómica. La gigantesca presión y onda expansiva que esto genera, barrió con los vidrios en más de 170 mil metros cuadrados”, declara.
Esto, señala Bowen, es una de las cosas que normalmente pasa con los meteoritos que entran a la atmósfera terrestre. Generalmente, el daño que provocan no es por impactar la Tierra, sino por la explosión que se produce a varios kilómetros de altura, producto del hielo y otros elementos gaseosos que puede tener en su interior, y que por el gran calor que alcanzan en su recorrido de miles de kilómetros por hora, acaban en una gradiosa explosión que termina con fragmentos del cuerpo celeste desparramados por la atmósfera.
De hecho el mismo especialista lo declara: “Si hubiese impactado la Tierra, estaríamos hablando de otros daños”, recalcó. Y es que el único meteorito de estas características que sí lo hizo, fue uno caído el año 1908 precisamente en Rusia, en la localidad de Tunguska, una roca probablemente de hielo de 80 metros de diámetro que incendió y derribó árboles en un diámetro de 2 mil kms a la redonda. “Si un asteroide de 50 metros impactara una ciudad como Santiago, borraría la mitad de Santiago del mapa, ese es más o menos el impacto que generan”, explicó.
Asteroide 2012 DA14
Acerca del asteroide que pasó alrededor de las 16.40 horas de Chile a la altura de Indonesia, fuentes de la Nasa informaron que en promedio, cuerpos de esta envergadura se acercan a la Tierra cada 40 años, pero uno que amenace con chocar con nuestro planeta, “solo” cada 1.200 años. La agencia espacial estadounidense también descartó todo escenario catastrófico al señalar que “no hay posibilidad” que impacte sobre la Tierra y resalta su pequeño tamaño, el cual tiene 45 metros de diámetro, y se acercó a unos 27 mil 600 kms de la Tierra, es decir -explica Bowen- más bajo que los satélites artificiales más alto que tenemos girando alrededor de nuestro planeta.
Extinciones masivas
El astrónomo también detalla la importancia no sólo de la educación, sino también de la investigación del espacio: “En la historia los asteroides han sido culpables de una serie de extinciones masivas en el planeta, incluyendo la de los dinosaurios hace 65 millones de años. Por lo tanto, la gente tiene que entender que el desarrollo de la tecnología para la observación de nuestro entorno espacial es vital”, recalca, añadiendo: “Lo que vimos hoy día fue un ejemplo elemental de la realidad del asunto, que la Tierra es constantemente impactada por los cuerpos celestes”. Y para eso es importante también impulsar la educación, como las iniciativas locales como el Taller Cerebrito, para que la gente no entre en pánico cada vez que nos pase por la Tierra un visitante del espacio exterior.