Mejorar el entorno y terminar con el estigma de “barrio rojo” es el prinicipal objetivo. En el 2011 el concejal de Punta Arenas, José Aguilante, junto a dirigentes y a la Junta de Vecinos Nº 29 Benjamín Muñoz Gamero, presentaron un proyecto que tiene como fin cambiar la imagen de calle Errázuriz, ya que existen problemas que afectan a los vecinos y al comercio de ese sector, sobre todo a los que se encuentran entre calle José Nogueira y Avenida España, en pleno centro de la ciudad.
La idea de esta iniciativa era recuperar el valor comercial e histórico de esta céntrica arteria, para así levantar al sector y entregar un alto valor patrimonial a la ciudad.
Precisamente, es el concejal Aguilante quien habló sobre la situación actual en la que se encuentra este proyecto. Con respecto a esto, dijo que “me contacté con la gente del Servicio de Planificación de la Municipalidad. Conversando con el arquitecto al que se le había encargado el diseño, me dice ‘no, la verdad es que está tal cual como lo presentaron ustedes’. No ha habido ningún avance. Para que veamos como los temas operativos que presentamos los concejales no tienen respuesta, no por una cosa de protagonismo, sino más bien porque es una necesidad sentida de la comunidad. Y me dice que ni siquiera hay atisbos de que se presente el proyecto en el Gobierno. O sea, hoy día lo real, lo objetivo, es que la aspiración de los vecinos descansa en el Departamento de Planificación”.
El edil mencionó, además, que en este momento sólo existen “bosquejos” y “hay algunas ideas sueltas”, pero aún nada concreto. Es por esto que quieren conversar con el alcalde Emilio Boccazzi, para ver cuál es su posición con respecto al tema, ya que la voluntad del ex alcalde Vladimiro Mimica -de acuerdo a lo dicho por el concejal- estaba “relativamente cercana a apoyar el proyecto, pero no con mucho entusiasmo”.
Dentro de los principales problemas que existen en el sector -que denuncian los vecinos junto al concejal- se encuentran los de salubridad, ya que muchas personas venden alimentos como pescados o verduras, de los que se desprenden olores y después quedan restos tirados en el suelo; también están los perros vagos, que son atraídos por esta misma situación; los vendedores ambulantes que se instalaron en el lugar y terminan utilizando propiedad privada para exponer sus productos.
“No puede ser una excusa de que haya ambulantes, que necesitan ganarse la vida, que con ello mantienen su hogar. Eso no puede ser a costa del daño a otra familia, en sus propiedades, porque baja la plusvalía”, agregó el concejal.