Sin embargo, y tras el traslado “transitorio” efectuado a la calle 21 de Mayo, la Biblioteca Municipal Gabriela Mistral ha debido sortear una significativa baja de usuarios, así como una falta de inversión en su material bibliográfico y poca subvención general en sus nuevas dependencias, lo que contrasta fuertemente con otras bibliotecas de la ciudad.
Hecho lamentable si se tiene en cuenta los trascendentes archivos y documentos históricos presentes en sus anaqueles, así como la importante hemeroteca, que contiene la historia reporteada de nuestra ciudad de hace más de un siglo, lo que constituyen un tesoro patrimonial invaluable y del cual se ha hecho poco para su conservación. Como el plan de digitalizar la colección de diarios, que contiene ejemplares desde 1894, el cual se anunció en junio del 2011 y que aún no está en marcha.
Tiempo pasado
La mudanza del recinto se efectuó a principios del año 2010, debido a los trabajos de rehabilitación y restauración del Teatro Municipal, pero el cambio no fue para mejor. O al menos así lo indican las cifras, ya que, por ejemplo, la cantidad de préstamos efectuados bajaron sustancialmente desde el último año emplazados en calle Magallanes -el 2009-, cuando se efectuaron más de 3 mil 300 préstamos, en comparación al 2012, año en que la cifra cayó en picada hasta los 791 empréstitos de libros.
José Bradasic, quien actualmente se desempeña como encargado suplente de la biblioteca, señala que evidentemente el cambio a un lugar más alejado del centro neurálgico ha impactado negativamente: “Indudablemente que bajó porque el lugar no es el más apropiado. Es un lugar muy a trasmano, yo creo que todas las bibliotecas, no solamente ésta, deberían estar en el centro de la ciudad”, manifiesta el encargado de la hemeroteca, quien agrega: “Indudablemente que se lee mucho menos. Y el hecho de que no tengamos computadores con internet, al contrario de lo que teníamos allá en el Teatro Municipal, hace que indudablemente la afluencia de público baje. Y en gran medida, lo que nos ha mantenido con el público, con respecto al público adulto, son los que vienen a ver los diarios”.
Biblioteca Pública Nº47
La biblioteca, que a simple vista se ve mermada en su estantería, en comparación a su antiguo recinto, contrasta fuertemente con otras entidades como la Biblioteca Pública Nº47 dependiente de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Dibam, ubicada en Hornillas Nº 42, la cual, según señala Francisco Díaz, jefe subrogante del establecimiento, recibe al menos 30 personas diarias. La entidad, que se equipa entre tres a cuatro veces al año con nuevos libros, en contraste a la Gabriela Mistral, la cual sólo lo hace una vez al año, fue remodelada hace dos, ubicándola como una de las mejores bibliotecas públicas de la ciudad.
Díaz, agrega que la afluencia de público se ve aumentada en el período escolar, siendo muy utilizado el servicio de Biblioredes, donde se imparten clases de computación, así como la sala infantil.
Ya nadie lee
En Chile se lee poco y las bibliotecas escasean. Si a esto se suma el impuesto a los libros que hacen del país uno de los más caros para adquirir literatura en el mundo, entonces no impresiona la última encuesta de Adimark, que arrojó que el 52% de los chilenos no lee casi nada. Y otro dato lamentable, de acuerdo a estudios de la Universidad de Chile el 84% de los chilenos no entiende lo que lee. Razones que deberían reforzar la inversión en estos centros neurálgicos de educación y sabiduría, y que en ningún caso, deberían tener a bibliotecas emblemáticas de la región como se encuentra ahora la otrora célebre Gabriela Mistral.