La madre de la menor, Mariela Barría, agradeció al personal del hospital clínico y a todos quienes se unieron en cadenas de oración. “¡Es un milagro…Cien por ciento. No me cabe ninguna duda!”. Así de categórica es Mariela Barría Vega para describir el actual estado de salud de su hija Alejandra, de 8 años, quien estuvo al borde de la muerte en la UCI Pediátrica del Hospital Clínico de Magallanes y sin embargo ahora la tiene de vuelta en casa, llenando el espacio que dejó el 22 de enero, cuando fue gravemente atropellada en prolongación Martínez de Aldunate.
Los médicos le advirtieron que se preparara para el peor de los escenarios. La pequeña ingresó al centro asistencial con un traumatismo encéfalo craneano grave y se le diagnosticó una contusión cerebral severa. Uno de los tantos informes entregados a la prensa indicaba que “Alejandra se encuentra en estado grave, aún con riesgo vital, en coma inducido, conectada a ventilación mecánica invasiva”.
Por eso verla ahora, en casa, junto a su hermanita Alina, de 9 años, es como para compartir las expresiones de júbilo de su madre. Pronto se van a cumplir dos meses de ese fatídico 22 de enero, cuando Alejandra, estudiante de segundo básico de la Escuela Bernardo O`Higgins, sufrió el accidente.
Manuel Guillén Jara conducía un furgón Hyundai, por prolongación Martínez de Aldunate y al llegar al pasaje José Barbeito no alcanzó a detener la marcha del vehículo, porque la niña se cruzó sorpresivamente, y fue golpeada violentamente quedando con graves secuelas y en riesgo vital. El impacto dio de lleno en el cuerpo de la frágil niña que fue arrastrada varios metros.
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