Márquez, que presentaba un embarazo de 22 semanas, se hizo conocida públicamente cuando se convirtió en prioridad nacional para un trasplante de hígado. Además, es la cuarta paciente en Chile que, estando embarazada, sufre una hepatitis fulminante. En el mundo son 30 los casos. El esposo, Ronald Rojas, agradeció a la familia que donó el hígado de un ser querido y aprovechó de hacer un llamado a las autoridades a legislar sobre la donación de órganos.
Fue trasplantada exitosamente el 9 de octubre de 2012, sin embargo, como temían los médicos, el bebé no sobrevivió. Así lo constató el equipo tratante de hepatólogos y obstetras de la Red de Salud de la Clínica de la Universidad Católica.
A partir de ese momento comenzó un largo periodo de recuperación, el que se extendió hasta este lunes en que asistió a su último control y consiguió lo que esperaba hace meses: la alta médica.
Feliz
Diario El Pingüino, que desde el comienzo informó de lo sucedido a la joven secretaria de AM Patagonia, se contactó ayer telefónicamente con ella. Por primera vez la mujer habló de su proceso y aprovechó esta instancia para agradecer públicamente todos los apoyos y cadenas de oración que tan positivamente repercutieron en su estado de salud.
“Gracias a Dios estoy súper bien y en mayo vuelvo a Punta Arenas. Los últimos exámenes permitieron darme el alta”. Anhela regresar, “porque uno tiene una vida allá (Punta Arenas) y estar acá (Santiago) es complicado. Además que se extraña mucho a la familia, los amigos y la tranquilidad”.
Sobre el cambio que sufrió en su vida, dijo que “los primeros meses fueron muy complicados, sobre todo cuando empecé a ponerme al día de lo que me había sucedido, y hay cosas que me cuestan asumir, como la pérdida de mi hija. He tratado de salir adelante, con la ayuda de mi marido, familia y amistades, porque hay que seguir y quiero volver a hacer mi vida normal”.
Ella tiene claro que el trasplante marcó un antes y un después en su vida. “Esto está claro que sí, por supuesto. Me casé, iba a tener un bebé y ahora no lo tengo”. Pero también valora la segunda oportunidad que tuvo, “y por eso estoy feliz de estar viva”.
Una de los temas que más valora es el de los afectos. La enfermedad le permitió sentir el afecto y cariño de la gente. “Me contaban que me llamaban mucho, también a mi marido y a las radios (en Punta Arenas). Los amigos saludaban en facebook y twitter. El afecto fue impresionante”.
Gracias
Nunca supo el origen de su donante. No tiene antecedentes de la familia que donó el órgano, “pero todos los días rezo y se los agradezco, porque si no es por ellos no estaría acá”.
A Marisel le gustaría entregar personalmente el agradecimiento a los familiares, una tarea que siente como pendiente.