Olga Mansilla, hermana de la víctima, fue categórica en pedir a los jueces que apliquen todo el rigor de la ley, y “que les den cadena perpetua". Justo cuando se cumplían nueve meses del crimen del suboficial mayor en retiro del Ejército, Didier Mansilla Rivera, la justicia condenó a los autores de este alevoso hecho de sangre.
El martes, pasadas las 13 horas, Irma Ovalle Oyarzún y Sergio Escalona Chiguay, fueron encontrados culpables, pero recién el próximo lunes se conocerá la pena que pagarán por lo que hicieron y que podría mantenerlos en prisión los próximos 15 Ó 20 años.
Una historia judicial inédita para Punta Arenas, que nace a partir de los cinco millones de pesos que Ovalle le ofreció a su compañero de trabajo, para que ultimara a su marido. “Esta persona presenta rasgos de personalidad sicopática y un comportamiento un tanto desviado”, refirió en el juicio, sobre el sicario, la sicóloga Marcela Santander. Y que “la percepción del mundo está dañada para él”.
Con estos antecedentes Escalona no dudó en aceptar el desafío. Y a partir de ese momento se preparó para la misión.
En el proceso el fiscal Eugenio Campos acreditó que bajó videos por internet, donde salían personas que eran degolladas. También que buscó un programa para cambiar la voz, lo que le permitió hacerse pasar por mujer y así en un momento concertar una cita con la víctima. La misma persona que lo contrató le fue entregando antecedentes de Mansilla. Ella sabía que hace mucho tiempo su marido la engañaba. Y fueron precisamente estos episodios de infidelidad los que abrieron en ella una puerta peligrosa. Algo que gatilló en su cabeza un plan malévolo para deshacerse de él y que terminaría incriminándola en un hecho en el cual ella pasó a ser conocida como “La Quintrala magallánica”.
Era la primera vez que en Magallanes se escuchaba hablar de un sicario. Un joven de 21 años, que arrastra un pasado familiar pedregoso, pasó de la noche a la mañana de ser un completo desconocido a un personaje público, que copó portadas e imágenes de televisión gracias al crimen que le encargó Irma Ovalle.
Crimen
Justo hace nueve meses se consumó el homicidio de Mansilla, planeado por la pareja. El 29 de julio el militar (R) acudió a la “cita”, en las inmediaciones de la Población Fitz Roy, que sin saberlo pactó con la persona a la que su mujer había encargado matarlo. Por Facebook Escalona abrió una cuenta con el seudónimo de “negrita paraguaya” y así, en varias ocasiones, logró “chatear” con el cliente. Una vez que se ganó su confianza, Mansilla pactó un encuentro con la supuesta mujer. Ese día (el 29 de julio) primero pasó a comprar un chocolate y luego se dirigió a la cita. Al final nunca se encontró con la mujer y el chocolate quedó en el asiento del vehículo, manchado de sangre, como una evidencia más de las tantas encontradas en la escena del crimen.
Esa tarde Escalona asomó de la nada, se acercó al Mazda que conducía el marido de Irma Ovalle y se presentó como amigo de la “negrita”. En esa calidad se ofreció para llevarlo donde la mujer. Ese fue el minuto en que el destino de Mansilla cambiaría para siempre. Fríamente, y seguramente recordando los videos bajados por internet, Sergio Escalona sacó un cuchillo dentado que escondía en la manga del brazo izquierdo y degolló a su víctima.
Culpables
Los autores fueron llevados a juicio oral, proceso que comenzó el lunes 22 de abril y finalizó el 30, pasadas las 13 horas, con la entrega del veredicto que los declaró culpables: por parricidio la mujer y homicidio calificado el hombre.
Para el abogado querellante, Juan José Arcos, la figura del “sicariato” es la más deleznable, “donde se canjea la vida humana por bienes económicos. Una situación que repugna a nuestro ordenamiento jurídico”.
Disculpas
Al cierre del juicio, tanto Escalona como Ovalle hablaron en la audiencia. El primero para “pedir perdón a la familia del señor Didier por lo que hice”; y la segunda para indicar algo muy escueto y que no había señalado el día anterior, cuando prestó declaraciones: “Pido disculpas, aunque ya no puedo volver el tiempo atrás”, y bajó la mirada.
Reacciones
“Estábamos claro que el veredicto sería condenatorio para ambos acusados, y estamos convencidos de que serán sentenciados a 20 años de cárcel cada uno”, dijo al término del juicio el fiscal Eugenio Campos.
Cristian Opazo, abogado defensor de Irma Ovalle, dijo que “siendo consecuentes desde el comienzo dijimos que no pediríamos la absolución, sino que la pena que vaya a recibir no sea la máxima, como el presidio perpetuo”.
Olga Mansilla, hermana de la víctima, fue categórica en pedir a los jueces que apliquen todo el rigor de la ley. “Espero que se pongan en nuestro lugar y que vean cómo planificaron el crimen”.
Consultada por las disculpas que pidió su cuñada, dijo que es tan fría que no fue capaz de pedir perdón a la familia. “No sé a quién le pidió disculpas si ni siquiera nos mencionó como familia. Por eso, espero que la justicia sea dura y que les den cadena perpetua”, pidió.