Hasta su muerte, Videla nunca se arrepintió de los crímenes cometidos en Argentina durante su jefatura. El fallecido ex dictador argentino, Jorge Videla, aseguró en su última entrevista antes de morir que fue un “remedio transitorio” para salvar a las instituciones de su país alejándose del modelo seguido por Augusto Pinochet en Chile según su visión. Lejos de sentirse culpable por lo ocurrido en Argentina durante su gestión, Videla afirma que él “no era el dictador típico, modelo Pinochet, por razones orgánicas dado que el poder supremo estaba dividido en tres. Además, tampoco he sido un militar autoritario”. “Sí fui un dictador en el sentido romano del término, como un remedio transitorio, por un tiempo determinado, para salvar a las instituciones de la República”, admite según una publicación del diario español El Mundo. En el libro Disposición Final, del periodista Ceferino Reato, el ex dictador advierte: “Ojo me habría gustado no haber tenido que tomar el gobierno para salvar las instituciones de la República. Fui un militar que cumplió con su deber, que tomó el gobierno como un acto de servicio más”. Incluso, Videla se ilusiona al decir que “Dios nunca me soltó la mano. Me ha tocado transitar un tramo muy sinuoso, muy abrupto, del camino, pero estas sinuosidades me están perfeccionando a los ojos de Dios, con vistas a mi salvación eterna”. Hasta su muerte, Videla nunca se arrepintió de los crímenes cometidos en Argentina durante su jefatura y siempre asumió el liderazgo de lo que él llamaba “la guerra antisubversiva”.