El marido, el doctor Juan Aguilar Pérez, dijo estar sorprendido por el grado de violencia de los delincuentes. El despertar de terror que Ana Julia Alberti tuvo el miércoles jamás lo podrá olvidar. A las siete y media de la mañana, a pocos minutos de irse a trabajar su marido, el doctor Juan Aguilar Pérez, de la nada se le aparecieron dos sujetos en el dormitorio matrimonial y uno saltó sobre la cama.
“Me exigían dinero”, relató ayer la víctima en entrevista concedida a Diario El Pingüino. Pero lo que más la traumó de este asalto fue la excesiva violencia que utilizaron, verbal y física. “Esto me tiene realmente impactada”.
Apenas ingresaron los delincuentes al dormitorio redujeron a la mujer. Con cuchillo amenazaron de matarla, sino les entregaba el dinero. “Pensé que Juan (el marido) había vuelto a la casa, porque sentí unos pasos en el pasillo, pero no. Eran dos tipos que irrumpieron en la pieza, mientras miraba televisión. Andaban con cuchillo y uno de ellos, el más alto, me apretó muy fuerte el cuello y no me dejaba respirar. En ese momento pensé que moriría”.
Recuerda que uno de los sujetos le repetía una y otra vez, como enrabiado, “¡Te vamos a matar, te vamos a matar!”.
Le preguntaron dónde tenía la plata. Ana Julia miró su cartera y buscó lo que tenía. Pero era poco y esto los molestó. Después se guardaron un computador portátil, el Iphon de color blanco de la dueña de casa, mientras seguían revolviendo todo.
“En total fueron unos 20 minutos de pánico y terror”, según describe la víctima el tiempo que pasaron dentro de la casa. “Ahora quiero ropa, me dijo uno, y me tiró contra el closet. Entre tanto, los golpes iban y venían. Se pusieron un polerón Doite, de color azúl, de Juan”.
Minutos después vendría lo peor de la pesadilla. Entre tirones -cuenta- le rajaron el pijama, y al verse semi desnuda pensó que los antisociales podrían abusar sexualmente de ella. A uno más que otro le captó olor a licor.
Del dormitorio la sacaron a empujones a un pasillo. “En ese momento lo único que pensé: Soy yo o ellos, así que aproveché de escapar por la puerta de la cocina al patio. Grité pidiendo auxilio pero nadie me escuchó. Ahí se acercó uno, que me volvió a golpear y me dijo ahora sí que te mato. Lo enfrenté, lo agarré fuerte del pelo y el otro le gritó que se fueran”, y salieron arrancando.
Ana Julia negó tener otro teléfono, pero estaba el fijo, el de la casa, con el cual llamó al marido y éste le dijo que se comunicara de inmediato con Carabineros.
Tanto Juan Aguilar, reconocido médico cardiólogo, como la esposa, están muy traumados. Llevan décadas viviendo en Magallanes y no se explican tal grado de violencia. Por eso valoran que los agresores fueran enviados a prisión, porque el trauma no se los quitará nadie.