Este recinto, que se encuentra a cinco kilómetros de Puerto Williams, es una área protegida que contempla una extensión de 300 hectáreas.
En el lugar se puede apreciar la riqueza botánica de la zona fusionada con la cultura Yagán, lo que hace de esta sala al aire libre, el lugar perfecto para el turismo científico. Un laboratorio natural para estudiar la ecología de los bosques en miniatura más australes del planeta.
De acuerdo con la administración del recinto, entre los visitantes se encuentran académicos nacionales y extranjeros, estudiantes de postgrado, personal de las fuerzas Armadas (principalmente marinos) de Chile y Argentina, estudiantes escolares y preescolares, autoridades locales, regionales, nacionales e internacionales, representantes de servicios, seremis, ministerios.
Agregan que en promedio, las visitas al parque son estudiantes escolares y preescolares (90 personas) científicos (250), autoridades nacionales y extranjeras, (65), estudiantes universitarios (50), el resto, visitas locales (por ejemplo marinos o de la comunidad) y turistas.
El aumento en los últimos años se produce por el incremento de turistas. Esto también tiene que ver con el nuevo ordenamiento del parque, pues en los últimos años, todos los turistas son registrados, al llegar a través de Lakutaia. Antes entraban libremente operadores locales, sin registrar sus entradas.
Inversión
De acuerdo con la administración, se han realizado millonarias inversiones al recinto con el objetivo de potenciar la investigación científica y mantener el recinto.
La administración informó que entre el 2009-2012, la infraestructura en senderos interpretativos para el ecoturismo y protección del parque, a través del proyecto Innova -Corfo, tuvo una inversión de 30 millones de pesos aproximadamente.
Agregan que en materia de investigación, se invirtieron en iniciativa Científica Milenio (ICM-Instituto de Ecología y Biodiversidad) y Conicyt, unos 100 millones de pesos y se realizaron expediciones florísticas, estudios de telemetría de aves y ciclos de vida dulceacuícolas.
Además, se inauguró la señal más austral de TV por UMAG-TV.
Parque Etnobotánico Omora
La concesión alcanza las 1.000 hectáreas, y es compartida por la Universidad de Magallanes y la Fundación Omora. Está diseñado como un laboratorio natural para la investigación a largo plazo, una sala de clases abierta a las escuelas, las universidades, institutos y otras organizaciones y un espacio público-privado que protege la cuenca hidrográfica del río Róbalo que abastece de agua a la población de Puerto Williams.
Allí hay tres senderos: los bosques australes, que implica conocer las lengas, coigües, ñirres y otras especies menos abundantes del lugar; los habitantes sumergidos del río Róbalo, donde se observa a los insectos de sectores húmedos, y los bosques en miniatura, que muestra la riqueza de las plantas pequeñas no vasculares. Además, se puede hacer avistamiento de aves, y se prepara un circuito para bucear y conocer la zona intermareal.
La proyección de este trabajo depende de que siga habiendo fondos para su sustento, hasta ahora, fundamentalmente provenientes de Conicyt y las instituciones involucradas. También de que el Estado financie el diseño y construcción del Centro Subantártico Cabo de Hornos, un recinto donde albergar toda esta labor, y recibir a los turistas y habitantes que quieran conocer esta zona del planeta.
Programa de Conservación Biocultural Subantártica
El Programa de Conservación Biocultural Subantártica, más conocido como programa Omora, nació a fines del siglo pasado, luego de que el ecólogo y filósofo, Ricardo Rozzi, viajara a la provincia Antártica con el chef Bernard Goffinet.
Las condiciones climáticas desfavorables redujeron el tiempo para explorar a apenas un día y, con el apuro, Rozzi cayó profundo en la turba. Mientras gritaba por auxilio, se percató de unas plantas pequeñas, abundantes y hermosas, que quedaron justo a la altura de sus ojos. Meses más tarde confirmó que se trataba de la mayor diversidad de plantas no vasculares, musgos, líquenes y briófitas, de todo el mundo.
Como profesores de la única casa regional de estudios superiores, propusieron a la Universidad de Magallanes que la concesión de un terreno, ubicado a cinco kilómetros de Puerto Williams, fuera convertida en un Parque Etnobotánico llamado Omora (en lengua yagán picaflor).
Paralelamente, científicos chilenos y extranjeros comenzaron a realizar estudios, y así se logró constituir el único y más importante centro de investigación austral.
Toda esta información permitió que la Unesco, declarara Reserva Mundial de Biosfera el año 2005, todo el mar y la tierra ubicados en dos parques nacionales al sur del canal Beagle, y la bautizó como Cabo de Hornos.
Con dicho caudal de conocimiento, la Universidad de Magallanes creó el “Magíster en Ciencias con mención en Manejo y Conservación de Recursos Naturales Subantárticos”, cuyas tesis han ido aumentando el acervo y la cooperación.