Con un gran trabajo, los hispanos derrotaron 2-0 a Universidad de Chile, en el último partido del argentino en la banca azul. Ni Unión Española ni Universidad de Chile venían bien en el inicio de la temporada 2013-2014. Pero los rojos tienen un mayor y mejor fondo futbolístico y eso lo impusieron en el Calvo y Bascuñán ante un cuadro azul agónico, que puso ganas y corazón, pero sin ningún orden ni idea. Los hispanos ganaron 2-0 y se quedaron con la primera edición de la Supercopa de Chile.
El primer tiempo quedó marcado por el desorden. El ímpetu de ambos equipos los llevó a cometer error tras error. No hubo tres pases seguidos y el balonazo largo fue el arma para crear peligro. Ahí sacó rédito el cuadro rojo, que aprovechó el mejor momento de sus individualidades para ponerse en ventaja con un cabezazo ajustado de Gustavo Canales a los 38’.
El delantero ganó la espalda de Sills y anticipó la cobertura de Cereceda. El argentino nacionalizado fue de los mejores y su actuación sólo fue manchada por la expulsión que sufrió en la segunda mitad, en un entrevero con Osvaldo González que también vio la tarjeta roja.
La U en ese momento ya estaba instalada en campo de Unión Española. Los hispanos se retrasaron, le cedieron balón y terreno a los azules, pero estos, como les viene sucediendo hace varios meses, no tuvo ideas para generar peligro. De hecho la única de riesgo fue una de Cortés tras una caída de Miranda, que el ‘7’ azul no pudo definir ante Sánchez y Navarrete.
Entraron Civelli, Cortés y Fernández, pero la U chocó, chocó y chocó. Unión se movió perfecto en defensa y la idea de matar de contra sólo resultó al final, cuando Castro eludió a Sills, centró para Jaime, y Bryan Cortés cometió una mano desde el suelo. Penal y Óscar Hernández, quien recién llegó este martes desde Turquía, anotó tras la tapada de Herrera (91’).