
La sobreoferta de buques, el alto precio del petróleo y la desaceleración económica mundial pone en jaque a la industria, en especial a la dedicada al transporte de portacontenedores. En el país, la Compañía Sudamericana de Vapores (CSAV) -de los Luksic- y la Compañía Chilena de Navegación Interoceánica (CCNI) -controlada por los Urenda- efectúan planes para “capear” la crisis.
La situación adversa del mercado tiene larga data. La debacle comenzó con la caída de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, con un desplome del comercio mundial que no pudo sostener el avance anual del 10% al que se acostumbró la industria en años anteriores.
La estructura de las compañías estaba resentida, pero a comienzos de 2010 vieron signos de recuperación. ¿Qué hacer? Encargar la fabricación de nuevos barcos. Sin embargo, el diagnóstico fue erróneo, profundizando la sobreoferta de capacidad y, con ello, disminuyendo las tarifas de fletes.
“Todo el mundo empezó a poner órdenes de compras, pero el mundo no siguió creciendo al ritmo de antes”, explica el consultor marítimo-portuario y ex alto ejecutivo del SEP, Andrés Rengifo.
“El principal factor que explica la evolución en los precios de los fletes es la oferta de naves. Esto explica la volatilidad experimentada en los precios en los últimos años ya que efectivamente existe una situación de sobreoferta de naves que debiera tender a balancearse hacia el 2014 y 2015”, opina el gerente general de CCNI, José Luis Chanes.