
Indicando que es fácil “ser general después de la guerra”, en cuanto a las críticas que se realizan hoy a la estatal y manifestó su “convicción de que el directorio y la administración hicieron el trabajo”; y que se trabajó con la información con la que se contaba hasta la fecha.
Remarcó que en la empresa no hubo “omisión”, sino que por el contrario se tomaron decisiones para cubrir los riesgos.
Entre sus argumentos, señaló que la empresa hizo compras de petróleo, avizorando un año de sequía, de acuerdo a los informes de las entidades especializadas, pero que, finalmente 2009 fue un ejercicio normal, lo cual permitió el ingreso al sistema de energía hidroeléctrica que no se esperaba, en lugar de la abastecida por el diésel, con lo cual la demanda fue menor y Enap acumuló un stock inesperado. También remarcó que muchas reconocidas entidades financieras, no pudieron prever la crisis financiera internacional, ni que “el precio del petróleo iba a pasar de US$140 dólares a US$40 en 4 meses”. Agregó también la diferencia en el tipo de cambio esperado.
“La pérdida de ENAP es un desastre financiero y no quiero minimizarlo, lo que quiero decir es que el mercado cambió de forma tal que para los más expertos en el mercado era no previsible. En el caso de ENAP hubo información y un trabajo profesional que llevó a tomar determinadas decisiones. Mirado desde la perspectiva de hoy alguien podría decir que no habría stockeado tanto la empresa o habría tenido un sistema de coberturas distinto”, comentó.