
“Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo? El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy linda. Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad”, afirmó el Pontífice, sorprendiendo a todos los presentes.
El Papa aseguró que el problema no es tener esa tendencia sexual, sino el lobby gay que operaría dentro del Vaticano. “Hay que distinguir entre el hecho de ser gay del hecho de hacer lobby, porque ningún lobby es bueno”, explicó.
Además, respaldó a Battista Ricca, el monseñor que designó en un cargo clave del Instituto para las Obras de Religión (IOR) y que fue acusado por el semanario LEspresso de mantener turbias relaciones homosexuales.
“He hecho lo que el derecho canónico manda hacer, que es la investigación previa. Y esta investigación no dice nada de lo que se ha publicado. No hemos encontrado nada. Pero yo querría agregar una cosa: muchas veces en la Iglesia se va a buscar los pecados de juventud y se publican. Y hablo de pecados, no delitos como los abusos de menores. Pero si una persona -laica, cura, o monja- comete un pecado y luego se arrepiente, el Señor la perdona. Y cuando el Señor perdona, olvida”, declaró.
Francisco también se refirió a la reforma de la curia romana y aseguró que no ha notado “resistencia” a la reforma, pero que lo esencial es “la transparencia y la honradez”.
El Pontífice se refirió a la reforma del Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco del Vaticano, envuelto desde hace años en escándalos de supuesto blanqueo de dinero, y a la comisión que creó para que estudie qué hacer con él.