
El Lago Vostok es el cuarto lago más profundo de la Tierra y el más grande de los más de 400 lagos subglaciales conocidos en la Antártica. El hielo que lo cubrió durante los últimos 15 millones de años tiene ahora más de tres kilómetros de profundidad, creando una enorme presión. Hay pocos nutrientes disponibles y se encuentra muy por debajo del nivel del mar en una depresión que se formó hace 60 millones de años, cuando las placas continentales se movieron y fracturaron.
El clima allí es tan impredecible que los científicos que lo visitan deben contar con equipo especial y realizar antes un entrenamiento de supervivencia.
En concreto se identificaron 3.507 secuencias genéticas únicas, de las cuales un 94% corresponde a bacterias (la mayoría propia de condiciones extremas) y el otro 6% a eucariotas (de organismos más evolucionados). Entre ellas, algunas como parásitos de arañas, langostas (los crustáceos) y salmones, lo que abre la sugerente posibilidad de que haya o hubiera habido algún animal de este tipo en el lago. Entre las especies pluricelulares, describen ADN de rotíferos (animales microscópicos), moluscos o anémonas, informó spanish.people.com.cn.
El encargado del estudio, Scott Rogers, sostuvo a El País, que “encontramos mucha más complejidad de la que nadie pensaba. Realmente muestra la tenacidad de la vida, y cómo los organismos pueden sobrevivir en lugares donde hace un par de docenas de años pensábamos que no podía haber nada”.
INACh
El doctor en Biología, Paris Lavín, quien es parte del Departamento Científico del Instituto Antártico Chileno (INACh) sostuvo que “era esperable encontrar vida, porque se han encontrado en los lugares más remotos del planeta, desde las profundidades del océano hasta en el desierto, es posible encontrar organismos vivos, especialmente bacterias”.
El científico explicó que estas muestras se extraen desde el hielo y ese material que estaba en contacto con el lago contenía bacterias y organismos eucariontes y la forma de detectar es justamente por medio de herramientas moleculares donde se analizan genes que se comparan con los existentes en las bases de datos, donde se puede certificar que había vida.
“En la publicación aseguran que encontraron organismos novedosos y que algunos podrían corresponder a contaminación de muestreo. Aún así tienen estudios que certifican que gran parte de los organismos corresponden al tipo de hábitat de donde provienen esas muestras”, dijo el investigador.
Al ser consultado, comentó que “de ahí nacen infinidad de líneas de investigación por que la información que parte desde lo aplicado, donde pueden encontrar genes que pueden tener algún interés económico, la parte al aumento del conocimiento de la parte ecológica, y por otra parte el sentido evolutivo, así que se abre una gran cantidad de opciones de investigación”.