
La propuesta, liderada por la cartera y que está siendo discutida con la Presidencia, según detalla, considerará una ampliación en la base imponible, es decir, en la renta sobre la que se calcula el pago de la cotización, de 10%, para la previsión.
De acuerdo al Código del Trabajo, sólo estarán afectas a esta deducción -además de los descuentos de salud y el pago de impuestos- las prestaciones que la normativa define como remuneración: sueldos, comisiones, participación en utilidades y gratificaciones.
En cambio, no se consideran remuneración, por lo tanto no entran en la base imponible, prestaciones como asignaciones de movilización, viáticos, colación, indemnizaciones, entre otros.
“Estamos estudiando ampliar la base imponible sobre la que se aplica la cotización, ya que hay componentes del sueldo que quedan excluidos, como transporte o alimentación”, dice Jobet.
Los otros dos pilares de la reforma apuntan a elevar gradualmente la tasa de cotización desde el 10% actual a un nivel cercano al 13% o 14% y crear incentivos, “principalmente tributarios”, para retrasar la edad de jubilación.
“El sistema de pensiones tiene muchas ventajas. Es sustentable en el tiempo, ha sido exitoso, convirtiendo ahorro en pensiones, ya que las tasas de retorno del sistema están en el orden del 8%, pero a la vez tiene aspectos que se pueden perfeccionar”, afirma el ministro.
Otro de los proyectos prioritarios en la agenda legislativa para lo que resta de Gobierno, señala Juan Carlos Jobet, es el que amplía a todas las trabajadoras del país el beneficio de sala cuna.
A juicio de Jobet, que el beneficio esté asociado a la contratación de un determinado número de mujeres “afecta tanto la empleabilidad femenina como sus salarios, ya que los empleadores terminan traspasando este costo a las remuneraciones de las mujeres”.